Las desdeñadas torres de la huerta de Alicante
Expertos consideran que es necesario que planes como el museo en Torre Sarrió se pongan en marcha lo antes posible y que el resto de torres también deben de adecuarse para evitar que sigan perdiendo valor
Varias torres de la huerta, de las 22 que hay en total, se encuentran descuidadas. Algo que se puede apreciar a simple vista acudiendo a ellas y que rubrican expertos en patrimonio e historia. Pese al proyecto para realizar un museo en Torre Sarrió, otros de estos baluartes se encuentran descuidados. Otras dos de ellas son de titularidad pública —Torre Ferrer, encajonada en una urbanización, y Torre Placia, también encajonada y de la que se proyecta un traslado piedra a piedra a otra ubicación—, pero algunas de las que son de titularidad privada también presentan deficiencias que sus propietarios están obligados a subsanar, al estar catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC).
El escritor e investigador histórico Gerardo Muñoz, que elaboró un detallado informe en 2018 para el Consell Valencià de Cultura sobre el estado de todas ellas, considera que es importante que su mantenimiento se ponga al día lo antes posible para evitar que pierdan valor: "El riesgo de la falta de mantenimiento es que las torres de la huerta desaparezcan más pronto que tarde. Que no reciban el cuidado adecuado le quita valor a unos lugares que ya están comenzando a perderlo". Desde que elaboró dicho informe, señala Muñoz, "lamentablemente, la situación no ha mejorado".
En algunos casos, la falta de mantenimiento es fácil de apreciar. Uno de estos ejemplos es la Torre Ferrer, una habitual receptora de pintadas en sus muros y en la que la basura se suele acumular a su alrededor. A esto se suma el hecho de que está encajonada en una urbanización y ligeramente por debajo en altura de la superficie, lo que hace difícil apreciarla. En los últimos días, además, uno de los cristales de la valla que la protege ha sido roto, sin que el Ayuntamiento lo haya reparado hasta la fecha.
Un caso similar por su ubicación entre edificios es el de Torre Placia. En el último Pleno se dio el visto bueno a destinar 317.384 euros a su traslado y rehabilitación, pendiente desde octubre del pasado año 2023, cuando el Ministerio de Cultura dio el visto bueno al proyecto para el traslado piedra a piedra de la infraestructura. Este Bien de Interés Cultural, ahora de propiedad municipal, cambiará de ubicación tras una larga batalla legal por la construcción de unas viviendas unifamiliares en los alrededores inmediatos. Finalmente, la torre pasará de su actual emplazamiento, en la calle Clara Campoamor, a una parcela situada a apenas 400 metros, entre la calle Juana Francés, Pintor Pérez Gil y Conrado Albaladejo, en Playa de San Juan.
Un traslado que los expertos consideran que provocará que la torre pierda su sentido histórico. "En mi opinión, [el traslado] es una barbaridad. Cambiar un sitio histórico de lugar, en general, no tiene sentido. Donde se vaya a ubicar, a nivel histórico no tendrá sentido. De alguna manera, es traicionar a la historia de la huerta y de la ciudad", considera Muñoz. Una opinión que comparte Alfredo Campello, autor del blog Alicante Vivo: "El tema del traslado es bastante complicado, ya que no todas las piezas pueden ser enumeradas. Hay elementos de mampostería y serigrafiados cuyo futuro me resulta incierto. En parte, se descontextualiza el significado de la torre".
A mediados de abril, el Ayuntamiento de Alicante retomó el proyecto de musealizar la Torre Sarrió y convertirla en un centro de interpretación de las Torres de la Huerta. El Consistorio alicantino adjudicó la redacción del proyecto a Rocamora Diseño y Arquitectura por 18.000 euros y preveía desarrollar obras en el histórico inmueble por valor de otros 182.000 euros. En total, 200.000 euros para convertir la fortaleza en el centro de este conjunto de Bienes de Interés Cultural.
La Torre Sarrió, rehabilitada ya en el año 2021, entonces con el bipartito de PP y Cs al frente del gobierno local, forma parte de las más de veinte torres de la huerta alicantina que aún se conservan y es, junto con la Torre Ferrer y Torre Placia una de las tres de propiedad municipal. El resto, en cambio, pertenecen a propietarios privados. La mayoría de estas fortalezas datan de la segunda mitad del siglo XVI, aunque algunas incluyen construcciones anejas posteriores como casas o bodegas.
Campello considera que este tipo de proyectos son importantes para poner las torres en valor: "El proyecto del museo en Torre Sarrió se debe de llevar adelante. Lo que hizo Sant Joan d'Alacant con Torre Ansaldo, convirtiéndolo en el Centro de Interpretación de la Huerta de Alicante y la Música, es un ejemplo y creo que sería interesante hacerlo en las de Alicante. Lo importante es darles uso. Es complicado darle uso a Torre Ferrer y a Torre Placia por dónde están, pero con Torre Sarrió no hay excusa".
Pero no solo las torres de propiedad municipal son BIC. También las de titularidad privada. Algunas de ellas, como Torre Juana, han sido recientemente restauradas, mientras que otras, como Torre El Ciprés están desde hace años en peligro de derrumbe y abandono, mientras que Torre Rizo desapareció a mediados de los años noventa y de Torre Tres Olivos (también conocida como Torre Guixot) está derrumbada.
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