Manita prodigiosa para enfilar el ascenso directo

Todo de cara. Por fin. El destino a favor de una maldita vez. Felicidad plena, absoluta, comunal. Emociones eléctricas, incandescentes, atávicas. Resurgir identitario compartido por 18.000 almas dentro de un estadio venido a más, orgulloso de su edad, de su historia, con todos sus huéspedes disfrutando de una mañana inusual, mágica, seguramente inolvidable si al final todo acaba como tiene que acabar, con el sentimiento de pertenencia blanquiazul bañándose en una fuente hermosa en el corazón de la capital.

Falta camino, sí; todavía queda trabajo, es verdad, pero ahora sí está realmente cerca, al alcance de la mano. Y lo está por el tesón del mismo equipo que se sintió pequeño tras ser incapaz de ganarle al colista en La Nucía, después de firmar un mes de enero horrendo y una racha desastrosa que a punto estuvo de dinamitar otro proyecto, el enésimo, después de la caída en desgracia en 2011, un desplome autodestructivo, demoledor, terriblemente cruel que ahora puede ser revertido a poco que la coyuntura favorezca en las dos jornadas que aún restan para el cierre de la fase regular.

Primer doblete del delantero argentino con la blanquiazul y segunda vez que los alicantinos se van 3-0 al descanso

Ganar es muy difícil. Hacerlo con una goleada casi una entelequia en el fútbol áspero de la periferia. Conseguir enlazar cuatro triunfos, hasta este domingo, había resultado un desafío inalcanzable desde enero de 2022. Por eso nadie duda de que esta es la ola buena, la bocanada de aire limpio que tiene que llevar a los alicantinos a Primera RFRF sin pasar por la promoción, como justo campeón. Caerse y levantarse, tan sencillo escribirlo, tan sumamente delicado y difícil ponerlo en práctica.

Cientos de hinchas reciben al Hércules en el Rico Pérez para un partido con 18.000 espectadores en la grada

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El Hércules lo ha hecho. Se han tenido que concatenar un buen puñado de instantes insólitos, de apuestas ganadas al todo o nada. En la fecha 32, frente a una Peña Deportiva revitalizada, se volvió a repetir el marcador de la primera vuelta. Diez goles le han endosado los alicantinos esta temporada. Suena sencillo, pero rubricarlo el día con más público en la grada del último lustro es una tarea compleja que requiere lo mejor de cada uno.

Acertó el entrenador con una de esas medidas controvertidas que se aplauden a rabiar cuando funcionan. Repitió con Agustín Coscia en la punta en detrimento de su máximo realizador, el hombre que había marcado en las dos últimos triunfos siendo suplente.

Su fe en el rosarino obtuvo premio enseguida. A los dos minutos. Robo de Mangada, apertura a Alvarito y centro medido del madrileño desde la izquierda que el «nueve» argentino doma con sutileza, se orienta con la uña y envía a la red con el empeine adelantándose a la defensa ibicenca. Apenas un suspiro y muralla derribada. El gol no cambió nada, al revés. Dio alas. Ahora es Colo quien recupera, cede a Josema, y el central, fuera de posición, filtra un pase para la carrera del argentino, que vuelve a ganar la partida, invade el área y define al palo más alejado del guardameta.

Dos a cero en menos de 25 minutos. En esa dinámica, el torrente ofensivo se desbordó. Un disparo cautivo de Tovar que se marchó muy alto fue lo único que produjo el conjunto balear. El resto del tiempo, un monólogo preciosista de control posicionamiento táctico, presión alta y finalización. 

Cientos de aficionados esperan en el Rico Pérez el autobús con los jugadores del Hércules

El ejemplo claro, el eslalon de 35 metros superando líneas y rivales de Colomina que la zaga de la Peña Deportiva abortó de la única manera que podía, derribando al mediocentro catalán. Mangada y Alvarito situaron el balón con mimo. Se hablaron. El primero amagó con un disparo, pero fue el segundo quien ejecutó la falta. Edu Frías se tragó el engaño y cuando quiso rectificar su primer paso, el extremo ya le había pateado a contrapié. Se estiró, pero llegó tarde.

Marcos Mendes llega a los doce tantos después de volver a marcar a los dos minutos de sustituir al «nueve» rosarino

Segunda vez que los blanquiazules enfilan el descanso con una renta semejante y con sensación de duelo finiquitado. A la vuelta, la inercia fue idéntica, ni siquiera la grada caníbal se dio por satisfecha. El partido se jugó en el campo visitante con constantes llegadas. Torrecilla rotó urgente para repartir fatigas. Primero retiró a Alvarito, después a Javi Moreno y Coscia.

En eso tampoco erró. Nico mantuvo el tono en la izquierda, y el pichichi repitió hazaña: marcar a los 120 segundos de pisar el césped. Recogió un rechace dentro del área tras un latigazo de Dapaah y puso el 12 en su cuenta realizadora. Después, el extremo atacó el espacio y Ketu le brindó una asistencia que Richie convirtió en el quinto con un disparo seco y cruzado que apagó de un soplido el eco tenue del undécimo tanto en liga de Tovar, el del 4-1. El ascenso en Vic (contra el Badalona) es imposible, pero ya solo quedan dos pasos. Un par de guiños, y a la antesala del fútbol profesional por el camino corto... Ojalá.