El sanvicentero que no sobrevivió a Mauthausen

El Cercle recupera en un libro el periplo de Francisco Santana que luchó con la República y acabó muriendo en un campo de conentración nazi en 1941

Francisco con su hermana María durante un permiso en julio de 1937.

Francisco con su hermana María durante un permiso en julio de 1937.

En la memoria de San Vicente del Raspeig queda ya grabada la historia del sanvicentero que nunca volvió del exilio tras ser encerrado en un campo de concentración del que no logró sobrevivir. Se llamaba Francisco Santana Orts y el empeño de historiadores y familiares por recuperar su historia y honrar su memoria ha obtenido sus frutos.

El Cercle d'Estudis Sequet però Sanet de San Vicente del Raspeig ha publicado un libro dentro de su proyecto de recuperación de la memoria histórica local que recuerda al sanvicentero que murió en el campo de concentración de Mauthausen-Gusen en 1941. Se narra su recorrido por varios campos de concentración. Nada más llegar al de Mauthausen le quitaron el nombre para convertirle en un número, era el prisionero 3.174. Luego fue trasladado a Gusen, a cinco kilómetros del anterior, al que denominaban "el matadero de Mauthausen, el infierno dentro de los infiernos". Allí lle dieron otro número, el 10.061, y allí se dejó la vida.

Ha sido su sobrino, José Francisco Galán Santana, miembro del Cercle desde hace años, el que ha realizado una ardua tarea de recopilación de información y de documentos gráficos para recuperar la memoria del único sanvicentero que murió en un campo de concentración.

El joven militar Francisco Santana.

El joven militar Francisco Santana.

Narra la historia de su tío desde que nació en 1914, primogénito de una familia de 5 hermanos, su exilio a Francia y el paso por campos de refugiados en Francia, posteriormente de concentración hasta que, cinco años después de su fallecimiento, la familia recibió un escrito confirmando la muerte. En los documentos del campo de concentración se indica que había fallecido por una nefritis. Los familiares nunca han dado por buena esa infección como causa de la muerte, en primer lugar, porque la persona que les facilitó el documento, reconoció que era habitual falsificar la causa de la muerte, la mayoría de veces no se corresponden con la realidad; y sobre todo, teniendo en cuenta las atroces formas en las que se asesinaba en los campos de concentración y que el autor de este cuaderno de la memoria ha recopilado y detallado: gaseados, ahorcados, con inyecciones en el corazón...

Desde 2018 una plaza de San Vicente lleva su nombre.

Desde 2018 una plaza de San Vicente lleva su nombre.

En el libro se narra también cómo Josefa Santana, la madre del autor del cuaderno, y hermana de Francisco Santana siempre quiso visitar el lugar donde murió y lo consiguió hace muy pocos años. El empeño de la concejala de Cultura y Memoria Histórica a la vez historiadora, Raquel Rodríguez, que en su etapa de investigadora se encargó de sacar a la luz tras entrevistarse con los familiares directos del sanvicentero, le ha valido también que San Vicente le haya dado el nombre de una plaza a Santana Orts, en noviembre de 2018.

Santana Orts nació en 1914 en el seno de una familia tradicional que vivía en el paraje de Les Coves, en la partida del Raspeig. Era militar de profesión. En 1938, tras la derrota en la Batalla del Ebro, se exilió a Francia en plena Guerra Civil Española. Allí fue detenido y comenzó su periplo por campos de refugiados, primero franceses, hasta que con la invasión alemana en mayo de 1940, acabó en Austria como prisionero de guerra con los nazis. Fue enviado el 6 de agosto de 1940 al campo de concentración de Mathausen, y posiblemente tras sufrir un accidente, fue trasladado al subcampo de Gusen, donde murió el 10 de agosto de 1941.

Foto realizada en Tarragona de la Primera compañía, Primer batallón, Francisco es el primero de pie por la derecha.

Foto realizada en Tarragona de la Primera compañía, Primer batallón, Francisco es el primero de pie por la derecha.

Galán explica que en el campo de Mauthausen, también denominado como «el campo de los españoles», y en el subcampo de Gusen dependiente de éste, fue donde se hacinaron el mayor número de españoles, catalogados como Stufe III (nivel 3: exterminio por el trabajo). En estos campos se ubicaba a los presos que, según los alemanes, eran casos perdidos para la sociedad. "Sus crímenes o acciones eran tan sumamente reprobables que no podrían ser redimidos por ninguna clase de condena". En algunos libros de registro queda patente como los SS llamaban a los españoles con el sobrenombre de rotspanier (rojos españoles).

La temida cantera de granito

Galán narra que "de Mauthausen lo más recordado ahora y lo más temido entonces era la cantera de granito (Wiener Graben) y la escalera de 186 peldaños; estos separaban la cantera de los barracones y eran el escenario de las muertes más dramáticas". Donde Josefa, hermana de Francisco Santana, se tomó una fotografía tras cumplir su deseo de visitar el lugar de donde su hermano nunca regresó.

Josefa, hermana de Francisco Santana, en la "escalera de la muerte" en 1991.

Josefa, hermana de Francisco Santana, en la "escalera de la muerte" en 1991.

En los recuerdos de María, otra de las hermanas también fallecida ya, recuerda que un alicantino de San Blas que sobrevivió a Mauthausen, le contó que Paco había sufrido un accidente en la cantera donde hacía trabajos forzados dañándose la pierna. Después de ese episodio, este hombre ya nunca más volvió a verle.

En Mauthausen-Gusen estuvieron 7.199 presos republicanos españoles y allí murieron 4.761. En 1991 Josefa Santana recorrió el campo de concentración donde murió su hermano. La primera visita fue a la cantenera Wiener Graben y a "la escalera de la muerte" de 186 escalones. Un momento especialmente doloroso para ella, al pensar que su hermano realizó allí trabajos forzados. El autor del libre cuenta en primer persona que, "cuando llegamos al interior del campo de Mauthausen, procedimos a la vista de todas las dependencias, en donde resaltaron especialmente los barracones donde eran ubicados los prisioneros y los habitáculos donde se les gaseaba o ahorcaba, así como los hornos crematorios. Cada explicación recibida sobre las prácticas allí desarrolladas nos produjo un gran impacto y estremecimiento", relata por su parte José Francisco Galán.

Hoy ha logrado que la memoria de su tío no se pierda gracias al cuaderno que el Cercle acaba de hacer público bajo el título "Del Raspeig a Mauthausen-Gusen".

Carta del fallecimiento de Francisco Santana enviada a su familia 5 años después de su muerte.

Carta del fallecimiento de Francisco Santana enviada a su familia 5 años después de su muerte.

El autor del cuaderno número 32 considera que era una cuestión pendiente y comprometida con el Cercle d´Estudis, desde hace muchos años el escribir un libro. "Es una forma de dar a conocer que en San Vicente hubo una persona que murió en un campo de concentración Alemán, en la Segunda Guerra Mundial".

A la hora de recopilar la documentación, de alguna de ella disponía la familia; y otra, cuenta, la ha obtenido de los archivos de Mauthausen, "muy valiosa porque acredita en todo momento su estancia, sus traslados e incluso su fallecimiento, que quedó inscrito en un libro de registro existente en Gusen", cuenta José Francisco Galán Santana.

"No ha sido fácil obtener la documentación relativa al campo de concentración, para ello hemos contacto con la colaboración de Jesús Belotto, un amigo residente en Francia que nos prestó una gran ayuda", añade.

Para elaborar el libro han sido necesarios en torno a dos años. "En base a estos documentos y fotos se ha estructurado la información del cuaderno y en algún caso con otras informaciones ya publicadas y coincidentes en el tiempo con el hecho acontecido", explica.

Esta recuperación de la memoria para la familia y también para San Vicente supone para el sobrino de Santana Orts "mucha satisfacción, en particular el reconocimiento que se le ha hecho poniendo su nombre a una plaza del pueblo, aunque sus hermanas ya fallecidas no lo han podido ver, hubieran quedado profundamente agradecidas".

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