Banyeres se adelanta en reciclaje a los objetivos de la UE para 2030

El municipio reaprovecha el 62% de los residuos que genera dos años después de implantar la recogida puerta a puerta, un sistema consolidado tras las reticencias iniciales de algunos vecinos

Banyeres, municipio avanzado en el reciclaje de residuos

Juani Ruz

La recogida selectiva de residuos es en estos momentos una de las principales líneas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la Unión Europea. Su puesta en marcha, no obstante, se plantea como un gran reto, especialmente en los entornos más urbanos, por la dificultad que implica el intento de eliminar hábitos tan consolidados (y tan fáciles de llevar a cabo) como depositar la basura sin separar en un contenedor, y cambiarlos por algo más trabajoso (aunque no mucho) como clasificar los distintos tipos de desechos y sacar cada uno de ellos el día que toque y ningún otro. Por ello, que el sistema haya logrado implantarse en una localidad como Banyeres resulta muy significativo.

Con 7.255 vecinos, este municipio es, junto a Pedreguer, el mayor de la provincia de Alicante que aplica en todo su territorio la recogida selectiva de residuos, un tema en el que fue pionera Orba, de 2.379 habitantes. La iniciativa se puso en marcha en diciembre de 2021, no sin reticencias por parte algunos vecinos y escepticismo en otros, que dudaban que pudiera acabar de desplegarse o consolidarse con el tiempo. Sin embargo, los números avalan el resultado de los primeros dos años y medio del sistema. En estos momentos, según datos de 2023 del Consorcio Crea, al que pertenece Banyeres, el 38% de los residuos que genera la localidad no son reciclables o valorizables, pero el otro 62% sí.

Esto supone que Banyeres se ha adelantado siete años al objetivo fijado por la UE en materia de reciclaje de residuos, que apela a reutilizar el 60% de ellos para 2030. Pero además, prácticamente se ha multiplicado por cuatro el volumen de desechos de los que se obtiene alguna recuperación, puesto que en 2021 ese índice era del 16%. Y el reaprovechamiento de materia orgánica, por su parte, se reducía a un exiguo 2%, cuando en 2023 alcanzó el 33% del total. Es el salto cualitativo más destacable que se ha producido, y las autoridades locales lo achacan a efectividad del sistema puerta a puerta.

Una vecina de Banyeres llevando residuos a uno de los puntos habilitados para que los depositen los residentes en viviendas diseminadas.

Una vecina de Banyeres llevando residuos a uno de los puntos habilitados para que los depositen los residentes en viviendas diseminadas. / Juani Ruz

El alcalde, Josep Sempere, y la concejal delegada de Residuos, Belén Albero, destacan que "ha habido un salto exponencial de la recogida selectiva", y muy especialemente en lo que se refiere a la fracción orgánica. En concreto, los datos del Consorcio Crea apuntan que el año pasado entraron en la planta de tratamiento de Villena 573,4 toneladas de residuos orgnánicos procedentes de Banyeres. La importancia del sistema de recogida se hace palpable si se compara este último dato con los de otros municipios: Onil, con una poblacion similar, entregó tan solo 37,46 toneladas de resdiuos orgánicos, y Villena, con cerca de 35.000 habitantes, 159,74 toneladas.

Sin excepciones

Sempere se felicita de que "estamos convirtiéndonos en un modelo" para otras localidades, sobre todo del entorno geográfico más próximo o del mismo Consorcio Crea, que abarca, además de Banyeres, Onil y Castalla, todo el Alto Vinalopó y buena parte del Vinalopó Medio. Algunos municipios situados a cierta distancia, como Monóvar o Pinoso, también han mostrado interés en poner en práctica el sistema. El alcalde admite que entre los vecinos "sigue habiendo negacionistas que no quieren separar los residuos", y que a veces se hacen notar "dejando la basura en papeleras". Con todo, recalca que "los resultados son claros: la gente está mayoritariamente a favor".

Belén Albero y Josep Sempere exponiendo los resultados del sistema.

Belén Albero y Josep Sempere exponiendo los resultados del sistema. / Juani Ruz

En un principio se habilitaron varias "islas de contenedores", en donde los vecinos podían dejar los desechos, con los diferentes depósitos marcados con los colores habituales, como el verde para el vidrio, el azul para el papel y el cartón o el amarillo para los envases. Sin embargo, con el tiempo estos espacios se han eliminado para los usuarios en general, dado que "se habían convertido en vertederos" que estaban generando otro problema ambiental, explica Albero. Por ello, señala la edil, se optó por cerrar el acceso a estos puntos y restringirlo únicamente a residentes en viviendas diseminadas, que no tienen servicio de recogida, o bien para situaciones excepcionales y puntuales.

Este periódico ha podido comprobar cómo los vecinos del diseminado disponen de una tarjeta para entrar al recinto donde están los contenedores, y una vez dentro ya pueden depositarlos donde corresponde. Para las situaciones puntuales, el Ayuntamiento facilita a quienes lo solicitan un código de acceso que dura 24 horas. La sensación es que el sistema en general funciona y los desechos de depositan y retiran de manera correcta. Además, el gobierno local incide en que "la eliminación de los contenedores de las calles ha permitido recuperar espacio público".

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