Más de 22.000 alicantinos soportan ruidos nocturnos muy elevados debido al tráfico que circula delante de sus viviendas. Los afectados tienen que intentar conciliar el sueño aguantando intensidades superiores a los 50 decibelios (dB). El límite de ruido nocturno que marca la Generalitat en la normativa autonómica para una zona residencial es de 45 dB, aunque los expertos señalan que a partir de 20 dB ya existe dificultad para conciliar el sueño con normalidad.

En toda la Comunidad, los damnificados por el tráfico nocturno excesivo es de más de 100.000. Esta cifra se extrae de los Mapas Estratégicos del Ruido de la red de carreteras del Estado elaborados por el Ministerio de Fomento. Una directiva europea de 2002 obligaba a elaborar mapas de ruido de las ciudades y de las infraestructuras terrestres, ferroviarias o aéreas con más tráfico antes de 2007. Fomento saca con un año de retraso a información pública los mapas de ruido de las carreteras de la provincia de de Valencia y de la AP-7 de Cataluña a Murcia. Los mapas de Alicante y Castellón ya se han finalizado. El estudio analiza las carreteras con más de 6 millones de vehículos al año.

La realidad detectada por el Mapa de Ruido es que alrededor de la AP-7, desde Tarragona hasta Alicante, 31.100 personas padecen ruidos nocturnos superiores a 50 dB, aunque "sólo" para 6.000 la contaminación acústica supera los 55 db. "En ningún caso se supera los 65", puntualiza el estudio. Para paliar los efectos acústicos, se recomiendan actuaciones como la instalación de pantallas en diversos lugares, entre ellos El Campello, uno de los municipios de la Comunidad más saturados en este aspecto.

Cercanía a grandes vías

En El Campello hay, según el informe, 300 personas que llegan a soportar ruidos por encima de los 60 decibelios. Una de las zonas más castigadas de esta localidad es la travesía de la carretera N-332. En términos generales, la presencia de una vía principal de comunicación genera problemas de contaminación acústica. No extraña, por ese motivo, que en el estudio del Ministerio aparezcan municipios como La Vila Joiosa o Altea, en la misma carretera. En el primer caso, además, uno de los puntos de saturación es el Hospital de la Marina Baixa, donde, según la normativa, no deben pasarse los 35 decibelios en horario nocturno.

En la ciudad de Alicante aparecen cerca de 8.000 personas con problemas para dormir debido al tráfico. Buena parte de ellos residen a la entrada de la autovía A-31, otra vía cuya intensidad circulatoria genera molestias a quienes viven en las inmediaciones. Determinadas zonas de los cascos urbanos de Monforte del Cid, Petrer y Villena están muy cerca de la autovía, con lo que los perjuicios acústicos son continuos. Lo mismo sucede en la A-7 en municipios como Albatera y Granja de Rocamora. La N-332 en Santa Pola y Torrevieja y la N-340 en Elche son otros puntos conflictivos en este aspecto.

De los 22.100 alicantinos afectados por estos ruidos nocturnos, 5.500 deben aguantar intensidades por encima de los 55 decibelios. Esto se sitúa ya muy por encima de lo recomendado por la normativa autonómica, pero pese a ello, algunos centros educativos de la Comunidad están situados en lugares con esos niveles acústicos, especialmente en el área metropolitana de Valencia.