El centro social, una demanda común en los barrios de Alicante

Hasta cinco barrios o partidas rurales de Alicante lo demandan al Ayuntamiento al considerarla una de sus principales necesidades 

Un grupo de vecinos de Benalúa, durante una manifestación por el centro social, el pasado noviembre.

Un grupo de vecinos de Benalúa, durante una manifestación por el centro social, el pasado noviembre. / Héctor Fuentes

Alberto Losa

Alberto Losa

Benalúa, el Raval Roig, el barrio de Juan Pablo II (PAU 1), El Moralet y Playa de San Juan comparten una necesidad común desde hace años: la falta de un centro social para sus residentes. Algunos requieren la creación de un nuevo espacio, mientras que en otros casos se busca la adecuación de instalaciones existentes, pero que apenas se pueden utilizar por el mal estado en el que se encuentran. El último en sumarse a esta demanda es el barrio de Playa de San Juan, si bien su propuesta deberá esperar, algo que desde la asociación de vecinos aceptan con cierta resignación.

El caso más sonado es el de Benalúa, donde cada sábado desde hace un año los vecinos se concentran en la "replaceta", la plaza de Navarro Rodrigo, para exigir este espacio al gobierno local. Pero no es el único. Ernest Gil, presidente de la asociación de vecinos "El Templete" de Benalúa, subraya que, en su barrio, es una demanda con más de dos décadas de vigencia: "El centro social es una demanda que viene de años. Fue anunciado en su momento por Luis Díaz Alperi en 1999, era su compromiso en la campaña electoral. Decía que era un compromiso en firme. Ya se consideraba entonces que Benalúa estaba desprovisto, y ha llovido desde entonces".

En el Pleno del pasado febrero, el gobierno local rechazó la compra del antiguo asilo para utilizarlo como centro social, en una fórmula propuesta por Compromís y Esquerra Unida-Podemos. El asilo es propiedad de la Diócesis de Orihuela-Alicante y los vecinos, subraya Gil, lo siguen viendo como un espacio idóneo, ya que actualmente no tienen ningún uso.

"Según las estadísticas del Ayuntamiento, somos unos 10.000 habitantes en el barrio, y entre el 25 y el 30 por ciento somos mayores de 65 años. Hay gente que busca talleres y actividades y algunos acuden a la plaza Galicia y otros lugares, pero quedan lejos. Solo pueden ir quienes están en plenitud de fuerzas. Es incomprensible la discriminación que supone", indica el presidente de la asociación de vecinos.

Gil recuerda que llevan 47 sábados reivindicando el centro social en Benalúa: "Somos unas 50 o 60 personas de media y hemos llegado a ser 100 algunos días. Esa fotografía se la hacemos llegar al Ayuntamiento todos los lunes. La campaña más en serio la iniciamos en 2020. Con la pandemia tuvimos que parar, pero de forma sistemática vamos. El número de carteles en balcones y establecimientos va creciendo".

Mil firmas en el Raval Roig

En el Raval Roig, la situación es similar. Aunque el número de residentes es menor, los vecinos también consideran necesario el centro social que en su caso no estaría enfocado solo al uso por parte de las personas mayores, sino también como centro de reunión para las distintas asociaciones cívicas y festeras del enclave.

Conchi Galea, presidenta de la asociación de vecinos del Raval Roig, subraya que la demanda persiste desde hace cuatro años: "Nosotros pedimos el centro social para el Raval Roig desde que fundamos la asociación, en el año 2020. Somos unos 1.800 vecinos en el barrio y, de esos, el centro estaría enfocado a un porcentaje muy grande de personas, que son los mayores que no tienen más que el parque del Mirador para reunirse". Galea subraya que, en el Raval Roig, "ese espacio también podría servir para las distintas asociaciones del barrio. Hemos solicitado un local que podría ser factible arriba de la Sociedad Cultural La Marina".

A principios de este mes, cerca de un millar de personas reclamaron al Ayuntamiento la construcción de un centro comunitario, a través de un documento de la asociación vecinal con 900 firmas. El escrito fue presentado a la Concejalía de Bienestar Social y, en el mismo, se destaca la necesidad de un espacio municipal intergeneracional en el que además puedan tener cabida las diferentes entidades de la zona.

En Playa de San Juan

En Playa de San Juan, la petición es similar. Desde hace al menos dos años, la asociación de vecinos Juntos Avanzamos sostiene esta reclamación al Ayuntamiento. Su presidente, José Caracena, expresó entonces que es una "reivindicación importante para nuestro barrio y esperamos que el Ayuntamiento atienda esta petición. Ya hemos comentado y estudiado con el alcalde esta necesidad y la respuesta ha sido positiva".

Una demanda que se concreta en la petición de un espacio multifuncional, para utilizarlo como el "clásico centro social" que hay en otros barrios para que no sea "necesario bajar a la ciudad a hacer cada trámite". Dos años después y tras reuniones recientes con el gobierno local, Caracena asegura ahora que el planteamiento se ha paralizado porque desde el gobierno local se les ha trasladado que hay "otras prioridades". Algo que Caracena subraya que entiende porque "hay otros barrios con más necesidades".

Otro de los barrios que cuenta con mayor renta media, pero cuyos residentes también mantienen esta demanda es el de Juan Pablo II, el PAU 1, al menos desde 2020. Tras la cesión entonces de una parcela de casi 5.000 metros cuadrados a una fundación privada para un centro de salud mental dirigido a personas con trastorno grave, la asociación de vecinos reclamó que el barrio tenía otras necesidades, como un consultorio médico, una biblioteca o el propio centro social.

En El Moralet se necesita una rehabilitación

En El Moralet, por su parte, el problema es otro. Cuentan con un espacio destinado a ser un centro social, que se utiliza también como sede electoral en cada una de las ocasiones en las que hay comicios, pero han reclamado en varias ocasiones que su rehabilitación al encontrarse en mal estado. Los vecinos de la asociación Nou Moralet consideran que la edificación se encuentra "en abandono" y llevan tres años solicitando al Ayuntamiento que se acondicione.

El espacio, subrayan, está inservible y descuidado. Tanto que durante las pasadas elecciones locales y autonómicas, el presidente de una de las mesas tuvo que solicitar a un restaurante cercano el mobiliario para poder llevar a cabo la jornada con normalidad.