Análisis

El nuevo discurso de Barcala para Alicante

El alcalde de Alicante, Luis Barcala, es de la opinión de que no pasa nada por repensar las ideas. Su reciente entrevista en este diario deja entrever cambios necesarios en posiciones hasta ahora inamovibles, como el turismo de masas, el ocio en la ciudad o las Hogueras. Ahora falta concretar las palabras en hechos

Entrevista con Luis Barcala, alcalde de Alicante, tras el primer año del mandato 2023-27

Jose Navarro

C. Pascual

C. Pascual

Del «Alicante en su totalidad es turismo» al «no quiero un turismo descontrolado en la ciudad». En apenas unos meses, y en plena expansión a nivel global de una corriente ciudadana contraria al turismo de masas por sus consecuencias en los ecosistemas de las ciudades, que ha provocado multitudinarias movilizaciones en municipios con vínculos como Málaga, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, Palma o València, el alcalde de Alicante, Luis Barcala, ha empezado a virar su discurso de manera evidente, alejándose de un negacionismo que no ayudaba en nada a la hora de hacer frente a un problema real que de no reformularse irá a más, provocando un «estrés» en las urbes turísticas que pagarán los vecinos. Ya lo hacen, de hecho. No pasa nada por repensar las ideas si es para un resultado mejor, como reconoce el alcalde. «No quiero un turismo descontrolado, fuera de la normativa, que puede no ser ilegal, pero sí alegal», admitió Barcala en la entrevista publicada el pasado domingo en este diario, a la vez que, aunque desmarcándose en un inicio de las políticas de la vecina València (de freno a los macrocruceros y a los apartamentos turísticos), anunció posibles medidas futuras para controlar la proliferación de pisos de alquiler vacacional que no responda a una demanda que pueda asumir la capital alicantina: «Pueden ser moratorias, restricciones, modificaciones puntuales de la normativa urbanística... Puede ser en toda la ciudad o por zonas...». 

Por ahora, son solo palabras. Por ahí se empieza. Para la toma de decisiones se está a la espera, según el regidor popular, de un estudio impulsado por Urbanismo para analizar el alojamiento turístico en la ciudad, tanto los apartamentos legales como aquellos que operan de forma irregular. También se incluirán en el debate los informes que elabore la nueva Cátedra de Turismo, en la que trabajan el Ayuntamiento y la Universidad de Alicante. Es innegable que existe un nuevo discurso del alcalde más cercano a una realidad que también afecta a Alicante, como han hecho saber residentes de barrios populares como Carolinas, entre otros. El tiempo, y no se puede demorar mucho si no se pretende ir a rebufo de otras ciudades, como tantas veces ha ocurrido en tantos asuntos de calado, dirá si se pasa de los titulares a los necesarios hechos para no morir de éxito. Para que Alicante no solo sea turismo. Y nada más. No es menos cierto que ese malestar vecinal no tiene por qué traducirse en una movilización masiva en Alicante, una ciudad poco acostumbrada a salir a la calle para hacerse valer, para reivindicar lo suyo, para satisfacción de los políticos, esté quien esté en la institución de turno. 

Pero el compromiso de Barcala, por ahora verbalizado en la entrevista, no solo se traduciría en medidas frente al turismo descontrolado. También se puso serio ante el desmadre en Hogueras, reconociendo que no existe «ocio sin Fiesta». Y que ésta, por tanto, debe ser prioritaria. Según dijo, también está sobre la mesa del equipo de gobierno la revisión de permisos a racós, con la idea de buscar localizaciones alternativas a las actuales para distribuir ese ocio, con la idea también de regular horarios y los permisos para la música. Medidas también necesarias para evitar que existan criterios más que dispares.

Otra idea que está en estudio por el ejecutivo de Barcala, y que no debería caer en saco roto de aquí a las próximas Hogueras, es la ampliación de las líneas de autobús nocturno durante las fiestas oficiales con el objetivo de que lleguen a más barrios, ya que actualmente apenas existe una conexión de ámbito municipal en marcha por la noche, mientras que el TRAM no hace distinción entre las líneas que dan servicio a los municipios de la comarca. Un importante agravio. 

En esa actitud de tomar decisiones que no siempre pueden ser bien recibidas por sectores concretos pero que parecen necesarias, todas las miradas están en las restricciones anunciadas a los locales de ocio tanto en el entorno de Castaños como en el Casco Antiguo. En la entrevista hizo suya una opinión más que generalizada: «No es admisible bajo ningún concepto que todo el ocio de una ciudad como Alicante se acumule en cuatro calles». 

De igual manera, podía haber generado expectación, aunque él mismo se encargó de que la creada durase apenas los segundos de lectura que separaban dos preguntas consecutivas, otra de sus contundentes declaraciones: «Yo creo ciegamente en la peatonalización». Eso sí, seguidamente reconoció que «ahora mismo, una peatonalización pura y dura no está prevista».

No son pocos, por tanto, los compromisos adquiridos por el alcalde en la entrevista, con más o menos detalle. Solo falta pasar de las palabras iniciales a los hechos.

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