HACE 50 AÑOS | Del 1 al 7de julio de 1974

Los madrileños toman Alicante

Los turistas de la capital llegan en manada para disfrutar de las vacaciones: 2.000 pasajeros diarios en tren

Hace 50 años en Alicante, del 1 al 7 de julio de 1974: Los madrileños toman la ciudad

Rafa Arjones

Ramón Pérez

Ramón Pérez

Ya no llevaban la navaja y el queso en el vagón, ni la gallina bajo el sobaco. Atrás quedó la posguerra y el cesto con el que Paco Martínez Soria retrataba aquella España en La ciudad no es para mí. El turista en 1974 era otro. Para su desgracia tampoco empujaba el tróley que hoy inunda aeropuertos y estaciones y la única manera de cargar la maleta era a pulso. Alguno de ellos se las ingeniaba para echárselas a la espalda, como bien captó Perfecto Arjones en uno de esos desembarcos masivos de viajeros en la provincia. Alicante, tal semana como ésta pero de hace 50 años, se preparaba para ser invadida por los turistas, principalmente madrileños, aunque el extranjero de a pie también había descubierto la ciudad hacía tiempo.

En aquel julio de 1974 llegarían 93 trenes desde la capital (con un promedio de 2.000 pasajeros diarios), 150 aviones y 300 autobuses. Todo ello sumado a la interminable caravana de turismos que ya comenzaba a molestar en unas carreteras en las que se hablaba de operación salida y operación retorno. Para llegar por tren los viajeros tenían tres opciones: el expreso (que el más usado), el rápido (que llegaba a Alicante a las 20.30 horas) y el TER. Este último, que realmente quería decir Tren Español Rápido, reinaría durante dos décadas en el transporte diurno español junto con los Talgo III.

Superadas las Hogueras, las noticias del verano de 1974 fueron las de todos los veranos: calor, playas, turistas, fichajes... Entre toda esa retahíla de lugares comunes veraniegos se colaba una polémica en Alicante, la de la «expulsión» de los yates del puerto. En los últimos tiempos se habían puesto unas normas relacionadas con los lugares de atraque (duración limitada de la estancia) que habían alejado a los barcos de recreo de la ciudad. «Alicante podría tener uno de los mejores puertos de yates de Europa y, sin embargo, mira», se lamentaban varias voces autorizadas.

A pesar de que habían terminado las clases, los autobuses también estaban hasta los topes de niños y buena culpa de ello la tenían los campamentos juveniles, organizados por la Delegación de la Juventud. En la provincia se ofertaban multitud de posibilidades en Alcoi, Moraira, Elda, Onil... El anuncio en la prensa para convencer era toda una propaganda: «Los campamentos son un acto de servicio para que el niño oferte a la sociedad su valía y eficacia».

La torera alicantina Ángela Hernández también abría páginas de INFORMACIÓN aquellos días con un titular rotundo: «Quiero torear». Que un torero quiera torear es algo obvio, pero la intrahistoria era conocida: no le dejaban por ser mujer, pese a tener el carnet correspondiente que le acreditaba como torera. Hacía unos días le habían suspendido una corrida en Utrera a falta de 15 minutos para comenzar, y con la plaza llena. Estaba vetada en España, pero sin que estuviera vetada de manera oficial. Un silencio administrativo y un telefonazo de última hora. Ángela, que estaba apadrinada por El Cordobés, tenía ofertas de Sudamérica, «podría ganar mucho dinero», decía, pero necesitaba regularizar su situación profesional aquí.

También era noticia la preocupación en el sector de la almendra por la supuesta petición de una licencia para importar almendra de Estados Unidos. Se rumoreaba que la industria turronera estaba detrás de la operación y se hablaba de un precio: 160 pesetas el kilo de almendra californiana.

Aquellos días una de las novedades era la llegada de la nueva guía de teléfonos, la de 1974, repleta de reclamos. Esta vez tenía la portada a todo color, donde lucía el puente de San Jorge de Alcoi. La salida del listín la aprovecharon rápidamente los alumnos del Jorge Juan, el instituto decano de la provincia, para financiarse el viaje de fin de curso. ¿Lo conseguirían?

Dénia, por su parte, celebraba sus particulares bous a la mar dentro del inicio de las celebraciones de aquel verano. En ese pistoletazo de salida de las fiestas patronales se celebró la proclamación de la reina, María José Peris Garrido, que acompañaron de pasacalles y al que acudieron unas tres mil personas.

Las páginas de deporte aquellos días echaban humo. El Montemar de Juan Coronatti se proclamaba campeón de España de hockey sala tras vencer al Terrassa en la prórroga por 10-9, con el gol definitivo de Joaquín López. Además, Paco Torres se proclamaba máximo goleador del torneo.

Mientras Alemania alzaba el título de campeón del mundo tras ganar 1-2 a Holanda, los equipos alicantinos se reforzaban y agitaban el mercado de fichajes: el técnico Ruiz Sosa al Villena, el defensa Murcia al Eldense, el portero Lanas al Hércules... Además, se comenzaba a hablar de la creación de una Federación Alicantina de Fútbol entre varios de los hombres fuertes del sector como Rico Pérez y que iba a encontrar apoyo entre las instituciones.