Regreso a la tradición en la finca de los ilustres en el Valle de Guadalest

La familia Vidal Balaguer recupera una masía de la que ya se tenía constancia en el año 1237 para convertirla en bodega como parte de un proyecto global en el que se incluyen otros dos inmuebles históricos, uno de ellos el Mas del Molí, por donde pasaron Gabriel Miró u Óscar Esplá

Regreso a la tradición en el Valle de Guadalest

Alex Domínguez

José Balaguer no tuvo más remedio que dejar su Benimantell natal y el Valle de Guadalest para emigrar a EE.UU. Llegó a la isla de Ellis, un pequeño islote situado en el puerto de Nueva York, que era la puerta de entrada de la inmigración europea, tras trabajar la tierra y hacer vino. Pero esta actividad se vio frenada a principios del siglo pasado por la filoxera. Este diminuto insecto obligó a José a cambiar de vida y acabó con una importante tradición vinícola que ahora la familia Vidal Balaguer, descendientes de José, está recuperando. Y no solo se han centrado en hacer vino, sino en crear un relato en torno a las masías de la familia que habla también de producción de aceite y alicantinos ilustres que pasaban temporadas en la fonda familiar.

La historia más reciente comienza con José Balaguer y su vuelta al pequeño municipio de la Marina Baixa. Cuando sus condiciones económicas mejoraron volvió a su tierra y, ya casado, inauguró una fonda que se convirtió en un éxito, el Mas del Molí. Por ella, pasaron toda clase de personalidades alicantinas como el escritor Gabriel Miró, un enamorado del Valle de Guadalest o de Polop, lo que dejó reflejado en sus obras. También el compositor Óscar Esplá pasó por aquel pequeño alojamiento a inspirarse o el pintor Emilio Varela. El economista Germán Bernácer o el arquitecto Juan Vidal fueron algunos de los ilustres intelectuales alicantinos de la época que fueron atendidos por la familia Balaguer.

El Mas de Ondara, donde se ha abierto la bodega de Masos.

El Mas de Ondara, donde se ha abierto la bodega de Masos. / INFORMACIÓN

En el Mas del Molí se conservan algunos objetos de aquellos personajes ilustres que pernoctaron en lo que fue la fonda, desde partituras, pinturas o hasta un piano. Cerca de él está el Mas de Ondara, la segunda pieza de un puzzle que completa el Mas de la Mona, situado cerca del Castell de Guadalest. En el segundo es donde ya ha abierto uno de los proyectos de la familia que no es otro que una bodega donde elaboran cuatro vinos (un rosado, un blanco y dos tintos) desde la cepa hasta que se embotella. Su producción está dentro de la DO de Alicante y es actualmente de 25.000 botellas.

Es aquí donde los descendientes de Balaguer, una familia conformada por cinco hermanos (nietos del primero), han tenido un sueño ambicioso a la par que personal: revivir la riquísima tradición del vino en el Valle del Guadalest y convertir su finca y bodega, con más de 800 años de historia, en el punto neurálgico de su actividad. El cultivo de vino se completa con el de aceite y lo hacen en aquellas masías y la tierra que pertenece a la familia desde hace décadas. "José Balaguer volvió aquí, no se fue a otra población más grande, sino que lo hizo a sus raíces y a trabajar en su tierra", explica Javier Velasco, director de la Bodega Masos, uno de los proyectos que la familia ya tiene en marcha dentro de otro global mucho más amplio que tiene una filosofía clara: tomar lo que ofrece la tierra y hacerlo con cariño y mimando el mínimo detalle.

El interior de la zona donde se guarda el vino en cubas.

El interior de la zona donde se guarda el vino en cubas. / Alex Domínguez

El Mas de Ondara también tiene una larga historia. Velasco explica que tiene más de 800 años de antigüedad, al menos que se sepa. "En el libro de repartimiento del Rey Jaime I de 1237 ya se habla de ella", indica. Pero no es la única reseña: "En 1543 en otro libro donde se le da el marquesado de Guadalest a la familia Cardona también aparece reflejada. Y sobre el 1600 aparece en otro libro donde el gobernador habla de la alquería y que había viña y olivar y de que era muy importante en el valle". La casa se ha recuperado y remodelado "respetando al máximo la estructura tradicional".

Los libros donde se recogen referencias al Mas de Ondara.

Los libros donde se recogen referencias al Mas de Ondara. / Alex Domínguez

Solo existía la vivienda principal y había un patio donde se dejaban los aperos. Y en una zona de la misma había ya una sala de elaboración de vino con un lagar y una prensa tradicional. Ahora se ha reacondicionado esta última como sala de barricas para dejar envejecer el vino y otra zona alberga las cubas. El resto se ha modernizado para realizar catas en un espacio diseñado por la interiorista Alejandra Pombo.

La bodega cuenta en la finca con más de diez hectáreas de cepas de variedades autóctonas y otras foráneas que se adaptan a la perfección al clima mediterráneo del enclave, según explica el director de la misma. Los cuatro grandes vinos que se elaboran están respaldados por el prestigioso enólogo de Burdeos, Antoine Medeville. A ellos se une el aceite que se elabora desde el siglo XIX desde un olivar donde la alfafarenca, la aceituna más representativa de la comarca, es la reina. También tienen su propia almazara.

Esta casa acogerá catas de miércoles a domingo y habrá una visita gastronómica con un maridaje elaborado por el chef, Enrique Martínez, que ha formado parte de cocinas como la de El Bulli, icónico restaurante de Ferrán Adrià. Y todo con producto cultivado en la propia finca o de proveedores locales.

Recuperar la historia

En el exterior del Mas de Ondara, una capilla y el ruido del agua natural que baja de la montaña: "La Sierra de Aitana es uno de los grandes depósitos de agua de provincia de Alicante. No tenemos bombas, es agua natural", indica Velasco. Dentro de la filosofía de los propietarios está "respetar lo que nos rodea. Tan importante es la ubicación y lo que hacemos, como la historia de la que venimos". Como curiosidad, esa historia también se ve en una Virgen de la Begoña de piedra instalada en el patio. Esta fue recuperada junto al altar mayor de una iglesia de l'Alfàs que fue derribada y se ha convertido en una mesa "de tres toneladas".

Y también se ha relacionado la cultura que iniciaron aquellos ilustres alicantinos con la actual: una escultura del artista contemporáneo belga Arne Quinze está instalada en la finca que se presenta como un homenaje a la naturaleza.

La escultura en el Mas de Ondara.

La escultura en el Mas de Ondara. / Alex Domínguez

La familia Vidal Balaguer hace sus vinos con cepas plantadas a las faldas del Castell de Guadalest con seis años ya de vida. Están junto al Mas de la Mona, otro de los proyectos en marcha para convertirlo en un hotel de ocho habitaciones. El puzzle se completará en un futuro convirtiendo el Más del Molí, ese donde pasaban largas temporadas alicantinos ilustres, en un espacio cultural donde poder rendir homenaje a estas figuras con piezas de ellos mismos, según explica Velasco.

El Valle de Guadalest

El director de la bodega, también sumiller internacional y docente, explica que el Valle de Guadalest es clave también para todo el trabajo que se está haciendo: "Es una maravilla, no solo por lo bonito sino por muchas cosas". Y entre ellas están las sierras que lo rodean como Aitana o el Ponoig pero también el clima que se genera desde Altea hasta la zona. Eso hace que "estemos en la denominación de origen de Alicante aunque somos algo diferentes en el producto". Porque se cultiva a más de 1.200 metros de altura y con unas características que hace que el vino sea único. "Estamos en 10 kilómetros de la costa, se pasa de la cota cero a 1.500 metros en solo esa distancia. La bodega está a 700 metros. Y eso no solo nos afecta a nosotros sino a la viña y el olivar", explica.

Velasco con una de las cepas de la finca.

Velasco con una de las cepas de la finca. / Alex Domínguez

Y aunque puede ser un "hándicap también tiene muchas ventajas. Cuando en verano la provincia está a 30 grados por la noche, aquí estamos a 23 grados; la planta lo agradece. Coge humedad, oxígeno y se pone en su sitio para el día siguiente" volver a soportar el calor. Eso, unido al tipo de tierra o a los minerales de donde tienen las cepas más longevas influye en el vino. La intención de la familia Vidal Balaguer ha sido volver a los orígenes, y lo ha hecho también en la forma de elaborar el vino en un proceso casi artesanal. Un proyecto global que pretende devolver al Valle de Guadalest lo que siempre ha ofrecido a aquellos que lo habitaban.

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