Saberes y sabores

El gran momento de la cocina alicantina

El gran momento de la cocina alicantina

El gran momento de la cocina alicantina

F. J. Bernabé

F. J. Bernabé

Que la gastronomía alicantina está en un gran momento ya no es noticia. Este jueves nos llegó una prueba más, el restaurante Quique Dacosta sigue escalando puestos en el ranking de la prestigiosa lista internacional The World’s 50 Best Restaurants y se sitúa nada más y nada menos que en el puesto número 14 entre los mejores restaurantes del mundo.

El reconocido chef afincado en Dénia es el máximo exponente de un nutrido grupo de excelentes profesionales que están desarrollando una gran labor y situando a la gastronomía alicantina entre las mejores a nivel nacional y, por tanto, internacional, ya que España copa buena parte de los restaurantes más encumbrados del planeta Tierra.

Pero no hablamos solo de los chefs que desarrollan su capacidad técnica y creativa al frente de los establecimientos con estrella Michelin -trece en total en la provincia de Alicante- hablamos también de una legión de magníficos chefs y jefes de cocina que defienden día a día el pabellón de sus restaurantes desarrollando una cocina honesta, de producto, de cercanía, con profundas raíces enterradas en esta tierra rica y diversa, que tienen la suerte, además, de contar con una inagotable despensa repleta de productos de máxima calidad al alcance de la mano.

Buena muestra de ello es el brillante desarrollo que está teniendo la nueva temporada, tras su regreso el año pasado, de las jornadas gastronómicas «Menjars de la Terra», organizadas por INFORMACIÓN con el incondicional apoyo de la Diputación Provincial, que están poniendo en valor la rica y variada gastronomía alicantina.

La temporada comenzó de forma muy prometedora a finales de enero con un recorrido gastronómico por la comarca del Baix Vinalopó. El restaurante Carlos en Elche, La Posada en Torrellano, La Cofradía en Santa Pola, Matola en el Camp d’Elx y Las Palmeras en Crevillent representaron a la perfección la tradición culinaria de una comarca que es fiel reflejo de lo que se cuece en la provincia: huerta y mar en perfecta comunión, con la Granada Mollar de Elche como protagonista.

En febrero la cita fue en Vega Baja, con la alcachofa como estrella indiscutible. La semana comenzó por todo lo alto en La Galería de La Mirada, en La Zenia, y prosiguió a gran nivel en Finca Pico del Águila de Orihuela, La Caña de Daya Vieja, Silvino de Almoradí y Las Columnas de Torrevieja.

Tras el parón en marzo por la Semana Santa, en abril, con el protagonismo de la Cereza de la Montaña de Alicante -pese a que este año la cosecha ha acusado los efectos del calor y la sequía- y las Bebidas Espirituosas Tradicionales de Alicante, «Menjars de la Terra» estuvo en La Gruta de Víctor en Alcoy, Casa Vicentica en Cocentaina, Casa Paqui en Castalla, L’aplec en Onil y Pirámide en Banyeres, que fueron incondicionales representantes de un cocina marcada por el arraigo y el aprovechamiento de los sabores y aromas que la montaña alicantina atesora.

En mayo fue el turno de las Marinas, con el Níspero de Callosa d’en Sarrià presente en todos los menús, y con alguna propuesta arriesgada pero muy elogiada, como fue la del chef Roberto Atzeni en el restaurante Malaspina, en la jornada inaugural en Benidorm: «Arroz con nísperos asados y magret de pato azulón ahumado», de diez. El Puig Campana en La Cala de Finestrat, El Cranc Chiringuito en Altea, el Club Náutico en La Vila y Casa Cantares en Calp evidenciaron la influencia del Mediterráneo en una gastronomía sin alharacas.

Son solo algunos ejemplos de los cientos de restaurantes de todo tipo que conforman la extensa oferta gastronómica alicantina, cada vez más valorada dentro y fuera de nuestras fronteras, y que es parte destacada del atractivo turístico que nos distingue y que tan importante es para nuestra economía.

«Menjars de la Terra» se toma ahora un respiro en verano y volverá con ánimos renovados en septiembre para recorrer el Alto y Medio Vinalopó y concluir la temporada en octubre en L’Alacantí. Hasta entonces, buen provecho.