Sonidos de proximidad

Elsa Grande: cómo arrancar un proyecto y no morir en el intento

Esta formación alicantina se mantiene a flote ganando premios locales y sacando fuerza para hacer realidad su sueño: poder vivir de la música sin preocupaciones

Elsa Grande en INFORMACIÓN. | RAFA ARJONES

Elsa Grande en INFORMACIÓN. | RAFA ARJONES

Juan Fernández

Juan Fernández

La sección Sonidos de proximidad llega con este artículo a su parón veraniego. Varios artistas de la provincia de Alicante han pasado por estas páginas sin tener en cuenta el género musical que destilaban sino simplemente poniendo énfasis en el esfuerzo que hacían por dar sentido a su existencia. Por ello, me parece casi poético que cierre la sección hasta nueva orden la banda Elsa Grande, un grupo que todavía no ha conseguido enderezar su travesía por los mares de la industria musical y aún está en proceso de achicar agua para evitar que su barco se hunda.

No quiero pecar de romantizar la precariedad, pero todos los artistas en mayor o menor medida han pasado por esta situación y es interesante ver cuánto se está dispuesto a apostar por cumplir un sueño que no es otro que poder vivir de tu pasión, en este caso, de la música. Porque esto no es una ciencia exacta. No hay ninguna forma de saber si se va a triunfar o no. Ni siquiera se puede saber si un grupo es bueno o malo. Es todo tan subjetivo y depende tanto del azar y de las casualidades que lo único que se puede hacer es no tirar la toalla hasta que llegue un día en el que todo cambie.

Elsa Grande es un proyecto nacido de los resquicios de lo que un día fue el coronavirus. Una idea de dos amigos que pasó a convertirse en un grupo de música. Una primera toma de contacto que se produjo bajo el nombre de Elsa y Gabi con un formato de dúo donde dieron vida al EP de cinco temas Física del amor propio (2022). Elsa se desprendía de cualquier signo de timidez para encabezar una banda y hacer públicas sus composiciones. Un reto para las personas que nunca han hecho algo así, pero que es necesario para dar el salto a la industria. Más tarde se uniría el tercer integrante, Sergio García (batería) con quien ya consiguieron dar forma a una agrupación clásica de voz y guitarra, bajo y batería. A nivel externo, como oyente, percibo que fue aquí cuando el hobby se volvió serio, publicando otro EP de cinco canciones en el que ya se apreciaba una sonoridad más profesional y directa. Nada tenía de raro (2023) es la puesta de largo, la confirmación de Elsa Grande tal y como la conocemos ahora, pese a que su éxito más sonado, Antigravedad, pertenece al producto primigenio.

«Nuestros inicios se han gestado de manera casi artesanal. Con amigos que nos ayudaban a hacer fotos y videoclips e incluso familiares que nos ayudan con los gastos que supone mantener un grupo de estas características», explica Elsa, la líder de la banda. Precisamente ella es el claro ejemplo del sacrificio que supone querer tener una banda y algo de vida al mismo tiempo. Pluriempleada por necesidad y artista por pasión.

Buscando la esencia

Y en esa búsqueda de afianzar un sonido que caracterice a Elsa Grande y profesionalice su quehacer, han cerrado la formación con una nueva incorporación. Sofía Peña es el nuevo rostro que se ha unido a la banda para ejercer de mujer orquesta. Un comodín que puede ser utilizado tanto en el piano como en la guitarra, aportando una sonoridad de la que antes carecían estos alicantinos. «Una cosa que nos diferencia del resto es que en cada bolo aprovechamos para llevar muchos instrumentos, llegando a tocar mínimo de dos cada uno. Puede ser a veces una comedura de cabeza para los técnicos de sonido, pero nos da un sonido peculiar que, creemos, no tienen otras bandas», asegura Gabriel Alemany.

En este sentido quiero agregar una cosa como oyente externo. En ese proceso por sonar mejor y diferente, lo que me parece interesante de Elsa Grande es que no se limitan únicamente a buscar su sonido, gastando todas sus balas en una forma de sentir la música apoyada en códigos concretos dentro del pop alternativo. El grupo está formado por mentes inquietas que tienen la intención de hacer música amparados en el buen rollo y en la variedad rítmica. Y no solo hablamos de amalgama de géneros, sino del énfasis en las emociones. La voz de Elsa refleja a la perfección lo que se busca transmitir, moldeando su voz en pos del mensaje.

«Si algo tenemos claro como grupo es que queremos buscar un estilo diferente que queremos que nuestras canciones suenen igual. Si tuviésemos que etiquetar nuestra música, diríamos que es un pop alternativo que busca tocar palos diversos y acercarse a otros paisajes sonoros como la rumba, el pop-rock o incluso la bosanova», asume la cantante. Además, no se centra solo en la parte melódica para referirse al proyecto: «Una de las cosas que también nos diferencia es la forma que tenemos de escribir, dando más profundidad a lo que queremos contar».

Sobrevivir

Volvemos a lo que se reflejaba en las primeras palabras del artículo. La limitación hace que estés continuamente sobreviviendo. No es fácil empezar con una batería electrónica de apenas 300 euros, ni ensayar a pelo, sin micrófono , para llevarte la sorpresa de cómo suenas en tu concierto. Por eso hay que elogiar a gente como ellos. Unos jóvenes melómanos que sienten la música como una parte fundamental de ellos mismos y que han decidido probar suerte en este mundo para no verlo desde la barrera. Todavía les queda mucho margen de mejora para alcanzar la profesionalización, pero están reuniendo todo el dinero que consiguen en certámenes de bandas locales para hacerlo realidad. «A la persona que esté leyendo esto, le diríamos que nos escuche porque hacemos unas letras con las que, creemos, se puede sentir identificado», finalizan.

Formación: Elsa Grande Martínez (voz y guitarra), Gabriel Alemany Molina (bajo y guitarra), Sergio García Barrajón (batería y cajón), Sofía Peña Peña (guitarra y piano)

Procedencia: Alicante

Discos: Física del amor propio (2022) y Nada tenía de raro (2023)

Año de creación: 2022