Robe Iniesta, una espiral de pasión y nostalgia en Alicante

El que fuera líder de Extremoduro abre el ciclo de conciertos de Área 12 en el Multiespacio Rabasa presentando su nuevo disco "Se nos lleva el aire", pero sin dejar de lado himnos que han forjado su aura de leyenda del rock transgresivo

Robe Iniesta atrapa a un público entregado

Alex Domínguez

Juan Fernández

Juan Fernández

Como los grandes toreros, sin despeinarse y con la elegancia que dan las tablas. Robe Iniesta consiguió ayer hacer vibrar a Alicante en el estreno de la nueva temporada de conciertos de Área 12 ante más de 8.000 adeptos, según informan fuentes del equipo del artista, junto a unos compañeros de grupo que, con la tontería, llevan 10 años cubriendo las espaldas del extremeño. Es un concierto que reivindica esta (no tan) nueva faceta musical contra todos aquellos que quisieron renegar de ella por no llevar el nombre de Extremoduro en el lomo del cedé. Donde la banda confirma ser eso, una banda con todas las letras, donde brilla la melodía y el virtuosismo de sus componentes.

Ha llovido mucho desde aquella primera gira que tenía como fin presentar el que, pensaban, sería el primer y único disco de «los Robe». En ese entonces no había la complicidad que existe ahora, capaz de realizar ostentosos paisajes sonoros con la única intención de demostrar que no han venido a pasar el rato. Se ha convertido en un grupo de culto. De los que con cada escucha disparan al oyente matices diferentes, y en directo se ven capaces de jugar con ello. 

Tras media hora de tediosa espera por parte de los allí presentes, Destrozares abrió la veda de un cancionero que generaba sorpresa y emoción a partes iguales. No sé si será cosa de nostalgia (la suya y la del público), pero con cada gira incorporan más canciones míticas de la época de Extremoduro. Antaño tenías que esperar a los compases finales de la actuación para disfrutar de algún huevo de pascua en forma de tema. Si te vas... y Ama, ama, ama y ensancha el alma eran las únicas composiciones que se podían escuchar en tiempos de Lo que aletea en nuestras cabezas, pero el poeta del rock parece haberse dado cuenta que los temas que compuso para el grupo del que ya no quiere hablar siguen siendo un baluarte que sostiene al público en un clímax de pasión y efusividad. Por ello, ni corto ni perezoso, en esta ocasión hizo gala de canciones que han sido la sintonía de cabecera de varias generaciones, recibidas con vítores por parte del respetable. 

Concierto de Robe Iniesta en Alicante

Concierto de Robe Iniesta en Alicante / ALEX DOMÍNGUEZ

La composición de la actuación estuvo marcada por dos partes claramente diferenciadas. Podríamos llamarlas «la calma» y «el apoteosis», aunque ni una fue tan poco ni la otra tanto. Un obrero del rock como Robe sabe guardar los tiempos de forma que no quede muy lineal la actuación ni que todo el peso recaiga en los últimos minutos. Apoyado por un set de luces minimalista pero elegante, se movió lo justo y necesario del centro del escenario para brindar su guitarra a los que se gastaron su sueldo en una entrada y dar unas vueltas, literales, al ruedo.

Los temas de este proyecto ya se consideran clásicos y los cánticos de la gente lo confirmaban. Por ello, ya no hace falta construir un ending cimentado en clásicos. Guerrero, El poder del arte o incluso una Nana Cruel dedicada a los niños que sufren los estragos de la guerra en Gaza. Y no fue la única reivindicación de la noche, pues las diversas guitarras de Woody Amores demostraron que el mensaje es importante, aunque sea visualmente, con la bandera LGTBI+ y un Stop Genocide grande plasmado en el reverso. 

Fue una función que demostró que por mucho que pasen los años, Robe sigue en un momento esplendoroso. No obstante, si hay que dar a algo el mérito de sostener el concierto, es a la complicidad entre guitarra y violín, Woody y Carlitos Pérez, resaltando unos solos que desataban tormentas. Y qué decir del hombre orquesta David Lerman, uno de los grandes incomprendidos de esta formación. Y tuvo que llegar el descanso para ver al grupo totalmente desatado, al público entregado e incluso a Robe soltándose más por un escenario que se le sigue quedando pequeño. Y teniendo a estos músicos, todo es mucho más fácil. Esperemos que siga así y que vengan más discos porque, como dijo Robe en una entrevista a este periódico: «Tengo la suerte de que al público le gusta lo que hago porque no sé hacer otra cosa».