El objeto centenario que donó al Museo de Petrer el día antes de fallecer

Carmen Montesinos, con 104 años, entregó en marzo al Museo Dámaso Navarro unas tenacillas de rizar el pelo de principios del siglo XX que ha presentado este viernes el Ayuntamiento

La pieza ya expuesta este viernes, durante la presentación de la misma en presencia de familiares de Carmen Montesinos

La pieza ya expuesta este viernes, durante la presentación de la misma en presencia de familiares de Carmen Montesinos / INFORMACIÓN

El Museo Dámaso Navarro de Petrer sigue nutriéndose y aumentando su valiosa colección con las donaciones de vecinos y vecinas a título particular, esta vez con una pieza muy especial.

La última cesión son unas tenacillas metálicas para rizar el cabello de principios del siglo XX, donadas por la petrerense Carmen Montesinos, y que desde este viernes ya se puede disfrutar en la vitrina que el Museo tiene para poner en valor este tipo de donaciones. Una donación que realizó en marzo, a sus 104 años, el día antes de su fallecimiento.

Fernando Portillo, concejal de Cultura, ha subrayado que “este museo es el corazón de todas las vecinas y vecinos de Petrer y se va nutriendo de esas piezas y donaciones que ellos nos van haciendo para mantener viva la historia de nuestro pueblo”.

Carmen Montesinos

Carmen Montesinos / INFORMACIÓN

En el caso concreto de la pieza que este viernes se ha presentado, el concejal, refiriéndose a la propia Carmen Montesinos y a su familia (su hija Luisa Brotóns y su yerno Iván Villora) ha dicho que “son personas muy implicadas con la cultura y el patrimonio de Petrer”.

De hecho, el propio Iván Villora ha relatado las circunstancias especiales de la donación por parte de su suegra, Carmen Montesinos: “Se dio la circunstancia de que vinimos el domingo 17 de marzo, con ella, a traerlas. Y justo murió al día siguiente. Fue la última acción de una persona que, entre sus valores, estaba la cultura, ya que se pasaba el día leyendo”.

Un momento de la presentación

Un momento de la presentación / INFORMACIÓN

También ha dicho de ella que “tenía muy buena memoria” y ha recordado “la disposición que tenía para colaborar y a estar con la gente. Con 104 años, todavía estaba participando en la vida cultural del pueblo”. 

Refugio de la Guerra Civil

Esa buena memoria fue la que le permitió, en julio de 2021, cuando se descubrió el refugio antiaéreo de la Plaça de Baix, compartir que cuando tenía 17 años, en el año 1938, ayudó a construir el refugio antiaéreo y sus recuerdos permitieron localizar la entrada más cercana a donde actualmente se ubica un conocido bar en la plaza.

Agradecimiento

Fernando E. Tendero, director del Museo, ha indicado que con esta presentación de los objetos arqueológicos y etnológicos que donan los vecinos queremos “agradecer públicamente y dar valor a la generosidad que han tenido los donantes, en este caso la familia de Carmen Montesinos, para que la podamos disfrutar todos”.

En referencia a la pieza concreta, el director ha expresado que “nos habla de cómo eran las costumbres de principios del siglo XX”, explicando que “desde finales del siglo XIX, un peluquero francés diseñó unas tenazas con tres caños que se calentaban y servían para hacer las ondulaciones del pelo, piezas que pasaron a ser eléctricas a mediados del siglo XX”

El objeto donado

Las tenacillas para rizar el pelo donadas fueron donadas por Carmen Montesinos Máñez gracias a la mediación de su hija Luisa y su yerno Iván. Conservaba esta pieza desde su juventud, cuando utilizaba las tenacillas para rizarse el cabello. La donante conocía que el museo no tenía ese objeto en su colección y decidió donarlo para mostrar un elemento de vida cotidiana de mediados del siglo pasado. 

El peinado rizado ha estado de moda en determinadas décadas de los siglos XIX y XX. Se aplicaban las tenacillas sobre el cabello, previamente calentadas, y este se moldeaba según la forma deseada. Cuanto mayor tiempo estuviera, más definido quedaba el rizo. Estas tenacillas también se utilizaron para el encañonado de puntillas de encaje. 

Es un objeto de hierro con apariencia de tijera, formada por tres cañones cilíndricos, encajando uno de ellos entre los otros dos, y un ojo para meter los dedos al remate de cada mango los cuales se abren alrededor de un eje que los traba y que permite su apertura y cierre. La pieza data de entorno a 1900 y sus medidas son 26 cm largo y 6 cm de ancho.