La victoria de la extrema derecha de Marine Le Pen en la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia ha provocado un vértigo en el país y en las cancillerías europeas que puede confirmarse o disiparse el próximo domingo. Para tratar de cerrar el paso a Agrupación Nacional (RN), las izquierdas y el macronismo han forjado un cordón sanitario para una segunda vuelta en la que están en juego 501 escaños. El objetivo es impedir que los ultras lleguen a la mayoría absoluta para intentar formar un gobierno alternativo que evite una complicada cohabitación con el presidente Emmanuel Macron.
Hay que recordar que las elecciones en Francia se dirimen a dos vueltas. En las legislativas, en cada uno de los 577 distritos electorales (uno por cada escaño de la Asamblea Nacional), a menos que un candidato supere el 50% en la primera vuelta, los contendientes que obtengan al menos el 12,5% de los votos pasan a la segunda vuelta, que en la mayoría de los distritos suele convertirse en un duelo entre dos partidos.
En aquellas circunscripciones en las que ganó el partido de Le Pen, el Nuevo Frente Popular de izquierdas (Partido Socialista, Francia Insumisa, Partido Comunista Francés y Los Ecologistas) y la coalición macronista Ensamble han retirado a la mayoría de sus candidatos que quedaron en tercera posición para intentar concentrar el voto contrario a Agrupación Nacional y que esta última formación no alcance la mayoría absoluta. Varias encuestas publicadas esta semana en distintos medios de comunicación coinciden en pronosticar que la extrema derecha volverá a ganar, pero se quedará lejos de los 289 escaños que otorgan la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
Todos los sondeos reflejan que los ultraderechistas se mueven entre los 175 y los 240 diputados, lo que dejaría en una situación casi imposible para gobernar a Jordan Bardella, el candidato de Agrupación Nacional a primer ministro. Solo podría aspirar a contar con el apoyo de Los Republicanos, el histórico partido de la derecha francesa, que conseguiría de 25 a 67 parlamentarios, pero la posibilidad de coaligarse con Le Pen, promovida por el líder de la formación, se frustró ante el cisma interno que provocó la idea. La coalición de izquierdas oscila entre 145 y 200 escaños, que sumados a los que obtendría el macronismo, de 95 a 140, podrían desbancar a los lepenistas.