Miradas Alicantinas

La nave de los mayoristas

Alfredo Campello

Alfredo Campello

En esta ocasión no retrocederemos mucho en el tiempo, de hecho, nos vamos a quedar en este mismo siglo. Concretamente nos vamos a trasladar a los primeros años de la década del 2000.

A caballo entre los siglos XX y XXI se aceleró un proceso que había sido lento pero constante, la marcha de vecinos del centro urbano a barrios que hasta ahora sólo habían sido de verano o segunda residencia. Además, los pueblos del área metropolitana aceleraron su transformación en pueblos dormitorio. Con la marcha de vecinos del Ensanche y del centro de la ciudad se produjo también el cierre de comercios, muchos de los cuales fueron convertidos en bazares asiáticos y magrebís que, en algunos casos funcionaban como almacenes de mayoristas. Lo que antes habían sido talleres mecánicos, heladerías, oficinas bancarias o amplios locales comerciales fueron reconvertidos en almacenes y bazares. En apenas dos años la zona comprendida entre la antigua Estación de Autobuses y la plaza de Galicia se convirtió en nuestro particular Chinatown.

La recordada periodista Clara Forner lo contó en este mismo diario en 2001. Veinte locales habían sido reconvertidos en almacenes mayoristas. Algunos comerciantes protestaban porque la zona se había degradado no sólo por la estética descuidada de los nuevos comercios sino porque ante la escasez de otro tipo de locales, los alicantinos evitaban acudir al barrio a realizar sus compras.

Los vecinos por su parte se quejaban de la falta de iluminación y aparcamiento, así como de los problemas con el tráfico a la hora de la carga y descarga de bultos para los almacenes. Además, proliferaban las montañas de cajas que acababan abandonadas junto a los contenedores o en cualquier esquina. Pero sobre todo alertaban del peligro de incendio de dichos comercios que albergaban gran cantidad de prendas de ropa y cartón sin reunir las mínimas medidas de seguridad. También, como ha quedado dicho, pese a ser negocios de venta al por menor, ejercían de mayoristas sin el permiso oportuno para ello.

Los vecinos, hartos de los problemas que sufrían a diario, convocaron varias manifestaciones en el barrio y entregaron sus quejas tanto al Síndic de Greuges como al President de la Generalitat. Ya en 2006 solicitaron al Ayuntamiento el traslado de estos almacenes a un polígono industrial puesto que consideraban estos comercios como algo impropio de una zona residencial. Por su parte, los comerciantes mayoristas se asociaron para defender sus derechos y consideraron aceptable el traslado a una zona industrial, cansados de ser mal vistos por los vecinos. La entonces concejala de Urbanismo Sonia Castedo, acompañada del concejal de Comercio Juan Zaragoza, anunció que se iba a construir un almacén para mayoristas en la carretera de Ocaña asegurando a vecinos y comerciantes que se tramitaría con la mayor rapidez.

La idea tuvo éxito. Información anunciaba ya que en apenas unos días se habían recibido más de 300 solicitudes para instalarse en el denominado Centro de Moda y Distribución Mayorista que dispondría de 110 locales. No sólo eran solicitudes de mayoristas alicantinos, muchas solicitudes venían del polígono industrial de Carrús, en Elche, donde apenas dos años antes se habían producido graves disturbios y ataques a negocios asiáticos dedicados al calzado.

Las obras comenzaron con rapidez tras el derribo de la antigua fábrica de La Casera y se pensaba trabajar sin descanso para agilizar lo máximo posible la construcción. Mientras, la concejalía de Comercio se movía para evitar la apertura de nuevos negocios en el Ensanche, considerado ya como zona saturada de almacenes mayoristas.

Las cosas comenzaron a torcerse un año después. En septiembre de 2007 este diario daba la noticia de la falta de interés de los comerciantes asiáticos y magrebís para instalarse en el nuevo edificio de negocios en construcción. Afirmaban que no veían rentable el traslado y que en esa nueva ubicación no obtendrían beneficios al no estar a pie de calle. Pese al interés inicial, de los 110 locales sólo se había vendido uno. Aún así la obra del Centro de Moda continuaba. 

La concejalía de Comercio por su parte mostró su malestar al haber incumplido los mayoristas su compromiso con el Ayuntamiento. Los más de 40 almacenes asiáticos continuaban abiertos en el Ensanche mientras se intensificaban las inspecciones a los almacenes del barrio y se anunciaba un plan para la reactivación comercial de la zona.

En 2009 el proyecto ya se daba por fracasado. Los mayoristas habían comenzado a trasladarse, pero a Crevillente, alegando que el contratista había subido el precio de los locales a última hora. Pese a ello, las obras continuaron a la espera de nuevos inversores. Pero la llegada de la crisis fue la que dio la puntilla definitiva al proyecto. Tras la negativa del Ayuntamiento para reconvertir el edificio en sala de banquetes, la obra quedó abandonada durante años y la propiedad pasó a manos de un fondo de inversión internacional.

Por suerte, en noviembre de 2020 se anunció la adquisición del inacabado edificio para mayoristas de la carretera de Ocaña para transformarlo en un nuevo centro de negocios impulsado por el empresario Perfecto Palacio. El llamado Centro Avanzado de Empresas NOBO abrió sus puertas hace apenas unos meses. Al final, el edificio ha acabado albergando empresas, pero de unas características muy diferentes a aquellas para las que fue concebido.