Comportamiento animal

Descubren que las abejas no son tan individualistas: aprenden a ayudarse para sobrevivir

Una investigación desvela que estos insectos saben desarrollar técnicas de apoyo mutuo para superar obstáculos

Las abejas pueden aprender a colaborar entre sí

Las abejas pueden aprender a colaborar entre sí / Pixabay

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Mover una pieza de lego puede convertirse en un obstáculo insalvable para un pequeño abejorro. Pero no lo es tanto para dos. La colaboración entre miembros de la misma especie es vital para afrontar un mundo lleno de dificultades, pero hasta el momento se creía que esta era una característica limitada a grandes mamíferos, como primates y humanos. Sin embargo, gracias a un nuevo estudio, ahora se sabe que también es clave para el buen funcionamiento de las colmenas.

Hasta ahora se creía que la actividad síncrona de las colmenas correspondía simplemente a una serie de trabajos individuales que se acumulaban para generar un mejor resultado. Sin embargo, un último estudio, publicado en Proceedings of The Royal Society B, muestra que detrás de cada movimiento hay una realidad mucho más compleja.

Varios investigadores de la Universidad de Oulu en Finlandia se propusieron comprobar en qué se basaba el comportamiento de estos abejorros. Los invitaron a compartir una tarea: mover un bloque de lego a través de la arena o empujar una misma puerta a la vez para conseguir néctar.

Cuando aprendían a hacerlo en solitario actuaban sin ninguna intención de ayudar a su compañera. Sin embargo, cuando lo hacían habiendo aprendido a hacerlo al unísono con otro abejorro, su comportamiento era muy distinto. Las abejas que aprendieron a colaborar esperaban a su compañera para empujar (la puerta o el lego) o eran más propensas a hacerlo cuando lo hacían en conjunto.

Capacidad de trabajar juntos

"Los hallazgos del estudio desafían las nociones convencionales sobre los insectos, y la capacidad de trabajar juntos hacia un objetivo común está presente incluso en el cerebro en miniatura de los abejorros", dice el investigador principal y profesor asociado, Olli Loukola. Esto significa, a su juicio, que se puede enseñar a las abejas “a resolver nuevas tareas cooperativas fuera de la colmena”.

Un abejorro moviendo una pieza de lego

Un abejorro moviendo una pieza de lego / Procedings of the Royal Society

El hecho de que se dieran la vuelta para “esperar” a su compañera, les ha inducido a pensar que esas relaciones entre miembros de la misma especie tienen su base en la socialización, y no en una suma de esfuerzos individuales. No en vano, este comportamiento “giratorio” sugiere la posibilidad de que estén colaborando de forma intencionada.

Esto podría tener repercusiones en la propia concepción que se tiene sobre el funcionamiento de las colmenas. Y es que, aunque hay certeza científica de que cada abeja tiene una labor diferente por una combinación de genética, hormonas y necesidad, esta última información podría añadir un nuevo ingrediente a esa combinación. Loukola, no obstante, se muestra precavido ante esta posibilidad y advierte de que, para saberlo con certeza, “habrá que realizar investigaciones con un seguimiento más detallado” que evalúe precisamente esa cooperación.

Para los firmantes del artículo, esta investigación puede contribuir a entender mejor y de una manera más amplia el comportamiento y la evolución de los animales. “También puede inspirar nuevas investigaciones sobre la evolución de la inteligencia social y la cooperación en diferentes especies animales”, reafirma Loukola, que incide en que esta información, que asimila el comportamiento de animales tan diversos al humano, también puede crear más empatía entre la población, lo que puede repercutir en la protección del medio ambiente y el bienestar animal.

Estudio de referencia: https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rspb.2024.0055

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