Cambio climático

No todo es deshielo en la Antártida: 2.000 kilómetros de costa se han mantenido estables durante 85 años

Unas fotografías tomadas en 1937 revelan la evolución del hielo en el continente más austral

Un barco navega junto a la costa antártica.

Un barco navega junto a la costa antártica. / Unsplash

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Unas fotografías aéreas olvidadas tomadas en 1937 desde un ballenero han proporcionado a un grupo de investigadores de la Universidad de Copenhague la imagen más detallada hasta la fecha de la evolución del hielo en la Antártida oriental.

Los resultados muestran que el hielo se ha mantenido estable, e incluso ha crecido ligeramente durante casi un siglo, aunque los científicos observan "signos tempranos de debilitamiento". La investigación ofrece nuevos conocimientos que mejoran las predicciones de los cambios en el hielo y el aumento del nivel del mar.

Temperaturas más altas, condiciones climáticas extremas, glaciares derretidos y aumento del nivel del mar. Son todos indicadores de que el clima y las masas de hielo del planeta se encuentran en un estado crítico. Sin embargo, este nuevo estudio, publicado en ‘Nature Communications’, ofrece un punto positivo, al menos, a nivel local.

Utilizando fotografías aéreas antiguas que datan de 1937, combinadas con tecnología informática, los investigadores han seguido la evolución de los glaciares en la Antártida oriental. El área cubre aproximadamente 2.000 kilómetros de costa y contiene tanto hielo como toda la capa de hielo de Groenlandia.

Comparando las fotografías aéreas históricas con datos satelitales modernos, los investigadores pudieron determinar si los glaciares han retrocedido o avanzado y si se han engrosado o adelgazado. El estudio revela que el hielo no sólo se ha mantenido estable sino que ha crecido ligeramente durante los últimos 85 años, en parte debido al aumento de las nevadas.

El avión que se utilizó durante la expedición de 1937.

El avión que se utilizó durante la expedición de 1937. / Instituto Polar Noruego

"Escuchamos constantemente (informaciones negativas) sobre el cambio climático y nuevos registros de derretimiento, por lo que es reconfortante observar un área de glaciares que se ha mantenido estable durante casi un siglo", señala el Mads Dømgaard, primer autor del estudio.    

Escondidas de los nazis

Pero no todo es positivo: los investigadores destacan que el estudio también muestra los primeros signos de cambios en el hielo marino frente al glaciar. Esto podría significar que los glaciares estables de la Antártida oriental podrían reducirse en el futuro.

"Nuestros resultados también indican un debilitamiento de las condiciones del hielo marino, lo que hace que las lenguas de hielo flotantes de los glaciares sean más vulnerables e incapaces de crecer tanto como se ve en las primeras imágenes aéreas de 1937. Sabemos por otras zonas de la Antártida que el océano juega un papel extremadamente importante e impulsa el enorme y creciente deshielo que se observa, por ejemplo, en la Antártida occidental", afirma Dømgaard.

La mayoría de las imágenes utilizadas en el estudio fueron capturadas durante una expedición organizada y pagada en 1936-1937 por el ballenero noruego Lars Christensen. La misión tenía como objetivo producir los primeros mapas de esta parte de la Antártida oriental, pero nunca se publicaron debido a la invasión alemana de Noruega. Las imágenes se escondieron de los nazis y desde entonces han estado almacenadas en el Instituto Polar Noruego en Tromsø y olvidadas.

Cuando los investigadores leyeron sobre la expedición, se dieron cuenta de que probablemente había imágenes valiosas escondidas. Viajaron a Tromsø y revisaron las 2.200 imágenes tomadas durante la expedición, de las cuales se seleccionaron 130 para su análisis.

La ruta de la expedición realizada en 1936 1937.

La ruta de la expedición realizada en 1936 1937. / Mads Dømgaard

Las imágenes aéreas noruegas se complementaron con 165 imágenes aéreas de los mismos glaciares de estudios realizados entre 1950 y 1974. Esto permitió a los investigadores examinar la evolución de los glaciares en diferentes períodos y calcular las velocidades históricas del flujo de hielo para los 21 glaciares seleccionados.

Un sistema en equilibrio

En comparación con los datos modernos, las velocidades de flujo del hielo no cambian. Si bien algunos glaciares se han adelgazado durante períodos intermedios más cortos, de 10 a 20 años, se han mantenido estables o han crecido ligeramente a largo plazo, lo que indica un sistema en equilibrio.

"Al comparar las fotografías aéreas históricas con los datos de los satélites modernos, hemos adquirido conocimientos fundamentales sobre los glaciares que de otro modo no hubiéramos tenido. Es fantástico que estas imágenes antiguas puedan utilizarse para generar nuevos resultados de investigación casi 100 años después de que fueron tomadas", afirma Anders Bjørk, director del grupo que trabaja con las viejas imágenes.

La capa de hielo de la Antártida está recibiendo cada vez más atención por parte de los investigadores, debido a su potencial para provocar un aumento extremadamente grande y rápido del nivel del mar. A diferencia de Groenlandia, se sabía muy poco sobre los glaciares de la Antártida hasta la década de los noventa del siglo pasado, cuando estuvieron disponibles las primeras buenas observaciones satelitales.

Costa antártica.

Costa antártica. / Unsplash

"Las primeras observaciones de los glaciares son extremadamente valiosas, ya que nos brindan una visión única de cómo ha evolucionado el hielo a través de un clima variable y si los cambios actuales en el hielo exceden el ciclo normal de avance y retroceso de los glaciares", explica Dømgaard.

Según el investigador, los datos sólidos y a largo plazo son cruciales para producir predicciones precisas sobre la futura evolución de los glaciares y el aumento del nivel del mar, y este estudio proporciona nuevos conocimientos sobre una vasta área en la Antártida oriental.

"Las largas series temporales de glaciares mejoran nuestra capacidad para crear modelos más precisos de futuros cambios en el hielo, ya que los modelos se basan en observaciones históricas", concluye Bjørk.

Informe de referencia: https://www.nature.com/articles/s41467-024-48886-x

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