Entrevista

Miguel Tellado: "Nadie se creyó el paréntesis de Pedro Sánchez, pero Adriana Lastra parece que sí"

"Si Pedro Sánchez tiene que sacrificar a Illa para seguir en el Gobierno, lo hará"

"El PSOE ya no se reconoce a sí mismo, ha desertado del constitucionalismo; acabará haciendo lo que le exija el independentismo"

Miguel Tellado, el pasado miércoles, en Oviedo.

Miguel Tellado, el pasado miércoles, en Oviedo. / IRMA COLLÍN

Vicente Montes

Miguel Tellado (1974) es desde el pasado noviembre portavoz del Partido Popular en el Congreso, tras haber ejercido como vicesecretario de Organización del partido. Es uno de los nombres clave del equipo de Alberto Núñez Feijóo. Esta semana mantuvo en Asturias su primera reunión como portavoz parlamentario fuera de la capital de España. Con las elecciones catalanas aún calientes, asegura que terminará gobernando el bloque independentista.

¿Qué lectura hace de las elecciones en Cataluña?

El PP sacó un resultado espectacular. Multiplicar por cinco el número pone de manifiesto que el PP logró captar todo el voto constitucionalista y anti independentista y aglutinarlo en torno a la candidatura de Alejandro Fernández, así que hemos conseguido sobradamente el objetivo marcado.

Pero no se despeja quién gobernará…

El futuro en Cataluña es incierto. Seguirá funcionando la misma ecuación que hasta ahora: Salvador Illa hará lo que le convenga a Sánchez y Sánchez hará... lo que le convenga a sí mismo. Los intereses de Cataluña estarán supeditados al principal interés de Sánchez, que es permanecer en el poder. Por tanto, la continuidad de Illa está en entredicho.

¿Cómo afectará todo eso a las alianzas del PSOE en el Congreso?

Como le digo, Sánchez supedita todo a sus propios intereses, y el PSOE y el independentismo van de la mano; Sánchez lo ha convertido en el sostén de su gobierno, y se necesitan y retroalimentan. Si Sánchez tiene que sacrificar a Illa para seguir en el gobierno, lo hará. El problema de España hoy no es el independentismo, que siempre ha estado ahí y ha tenido un peso relativo; el problema es el poder de decisión que Sánchez le ha otorgado. La gobernabilidad del país descansa en partidos que quieren debilitar al Estado. Eso es un claro problema. Con Sánchez el PSOE ha desertado del constitucionalismo.

Imagino que ahora ya tienen claro que Alejandro Fernández era el mejor candidato. Les costó caer en ello.

No costó demasiado. Se decidió en diez días, en unas elecciones convocadas de manera sorpresiva. Es un tiempo razonable.

Dígame, ¿el procés está vivo o muerto? O es como el gato de Schrödinger.

Quien mantiene vivo el procés es Pedro Sánchez, que ha sido una fábrica de independentistas porque los necesita para permanecer en el poder. El procés durará lo que dure su gobierno. En Galicia le hemos visto hacer campaña a favor del Bloque Nacionalista Galego, y en el País Vasco a favor del PNV. Ahora que ha retrocedido en las urnas en Cataluña probablemente les dé el poder que los catalanes les retiraron.

Sigue sosteniendo que el PSOE es una fábrica de independentistas, pero lo cierto es que han perdido representación.

Lo hemos visto en la noche electoral. Puigdemont ha exigido que debe gobernar Junts para que Sánchez siga siendo presidente del Gobierno. Siempre que el independentismo le ha pedido algo a Sánchez este termina por acatarlo.

O sea, augura un gobierno independentista en Cataluña pese a la victoria del PSC.

Sucederá lo que permita a Sánchez seguir gobernando, y acabará haciendo lo que le exija el independentismo. Siempre ha aceptado todo chantaje.

¿Qué prefiere, facilitar la investidura de Illa o repetir elecciones?

El PSOE y los independentistas forman parte de la misma ecuación y Sánchez no se plantea romper con ellos y los ha elegido como socios.

¿Una repetición electoral resultaría ventajosa para el PP?

Eso siempre es un fracaso; no es deseable. Es cierto que hay situaciones de bloqueo posibles, pero yo creo que Pedro Sánchez cederá al independentismo, pero no lo hará antes de las elecciones europeas.

Esa es la siguiente cita electoral. ¿Las plantea el PP como un plebiscito sobre Pedro Sánchez?

Ningún escenario electoral es extrapolable, pero sí creo que servirán para castigar a Sánchez por su comportamiento. Ha engañado a toda España. Se presentó a unas elecciones con una serie de planteamientos y después hizo lo contrario. Acudió a las urnas diciendo no a la amnistía y no a pactar con Bildu e hizo lo contrario. Sánchez es una enmienda a sí mismo y lo que él llama cambios de opinión son traiciones a su electorado. Ha engañado a todo un país, pero sobre todo a sus votantes. Por eso cuando hablamos de legitimidad, no lo hacemos sobre la elección democrática para el Congreso, sino sobre el ejercicio de hacer lo contrario de lo prometido.

¿Habrá elecciones generales anticipadas?

Si las hay, Sánchez volverá a perderlas, como en el 23J, y estamos como estamos porque no aceptó el resultado y terminó traicionando los valores de su partido para seguir gobernando. Pero cada vez es mayor la mayoría que está contra sus políticas. Sánchez es fruto de tres corrupciones: La política, cuya máxima expresión es la ley de amnistía, que permuta siete votos a cambio de impunidad para personas con nombres y apellidos; la económica, que acompaña a este gobierno y que gracias a la UCO, la Audiencia Nacional o la Fiscalía Europea Anticorrupción empieza a aflorar, y una tercera corrupción, moral, de un gobierno que cree que el fin justifica los medios.

Hasta ahora ningún pronóstico sobre el fin de Sánchez acierta.

Su gobierno está herido de muerte. Es como ese toro que ha recibido una estocada mortal y deambula por la plaza; solo falta saber cuándo doblará las patas.

Ya veo que últimamente el PP está puesto en tauromaquia.

Nos hemos quedado solos defendiéndola, porque también ha sido objeto de persecución por este gobierno que no gobierna, que cree que puede hacerlo sin presupuestos pese a la obligación constitucional de presentarlos. Como la mayoría parlamentaria que sostiene al PSOE se tambalea, Sánchez renuncia a un ejercicio fundamental de todo Ejecutivo.

¿Usted se creyó el paréntesis de reflexión de Pedro Sánchez?

Nadie en España se lo creyó; bueno, me parece que Adriana Lastra sí.

¿Cómo lo interpreta?

En esos cinco días de asuntos propios se dañó la imagen internacional del país. Los medios internacionales recogieron la idea de crisis en el gobierno por la vinculación de la mujer de Sánchez con un caso en investigación judicial. Sánchez quiso escenificar una cortina de humo para tapar su debilidad, orquestándolo en una crisis personal falsa, impostada y tremendamente fingida. En febrero, agentes de la Guardia Civil registraron un ministerio, detuvieron a personas, incautaban móviles y expedientes con ramificaciones en otros casos, como el de las maletas de Delcy Rodríguez. Vimos que empresarios vinculados con esa trama tenían relaciones económicas con la esposa del Presidente. Y lejos de comparecer y dar explicaciones, se enroca en un ejercicio de egolatría sin límites. No da explicaciones porque no puede darlas. Hemos pedido en el Congreso su comparecencia y ha decidido, a través de la presidenta de la cámara, acumularla con otras dos más a ver si en ese ejercicio de confusión consigue que Palestina tape el caso de corrupción más grave que recordamos en los últimos tiempos.

¿Qué engranaje ocupa el PP en la "máquina del fango"?

El mayor creador de bulos no puede acusar a los demás de promoverlos. Sánchez ha levantado incluso ataques a terceros para esquivar sus responsabilidades. Ha atacado el entorno de la presidenta Ayuso, ha intentado sin éxito hacerlo con el entorno de Feijóo. Ha utilizado la Fiscalía General y medios públicos, como el CIS o TVE, para atacar a líderes de la oposición. Sánchez ha colonizado las instituciones para su beneficio particular, dirigiendo una "máquina del fango" sin límites. El ataque por parte del gobierno a personas particulares no es propio de una democracia madura. Es muy grave.

¿Usted encarna un PP más duro en la oposición?

Creo que hacemos una oposición proporcionada; pero tenemos una democracia amenazada desde el poder ejecutivo. Sánchez ha salido de su periodo de reflexión con tres objetivos: seguir atacando a la oposición, atacar a la libertad de prensa y atacar a la independencia judicial. Quien lejos de respetar los contrapoderes los ataca podemos decir que es un autócrata. Es cierto que les resultamos incómodos y por eso el Congreso se ha cerrado cuatro semanas para evitar que el Gobierno se someta al control de la Cámara.

Dígame, ¿algún día veremos un acuerdo para renovar el Consejo del Poder Judicial?

Si Sánchez quiere un acuerdo de los dos grandes partidos para eso lo tiene facilísimo: simplemente hay que escuchar las recomendaciones de la Comisión Europea, que incluimos en nuestra propuesta. Consiste en renovar los miembros del Consejo y aprobar una ley que despolitice el sistema de elección. ¿Cuál es el problema real? Que Sánchez no quiere renovar el Consejo General del Poder Judicial, sino controlarlo. Para eso no va a tener colaboración del PP.

¿Todos los teléfonos rojos entre PSOE y PP están desconectados?

El problema es que el PSOE ya no se reconoce a sí mismo. Sería muy fácil que hubiese acuerdos entre ambos partidos; basta que el PSOE defienda lo que defendía antes del 23J. Pero estamos en un PSOE en el que manda una única persona que no tolera disidencias. Lo hemos visto con cómo han tratado a Joaquín Leguina o a Javier Lambán, que se ha atrevido a cuestionar el voto favorable a la ley de amnistía. El PSOE es cada vez menos democrático, no respeta el debate interno. Quién nos iba a decir que íbamos a echar de menos a Rubalcaba, todo un hombre de Estado.

¿Pero hay mimbres para acordar algo? Por ejemplo, ¿cree que se puede abordar una reforma de la financiación autonómica?

Sánchez en el fondo no la quiere; solo busca enfrentar y dividir a las comunidades. Todas las decisiones sobre financiación que ha adoptado solo han sido para dar privilegios a sus socios independentistas en Cataluña. Quien establece españoles de primera y segunda es muy difícil que quiera pactar con el PP una reforma del sistema de financiación, que debe partir del principio de que todos somos iguales a la hora de recibir prestaciones. Para Sánchez un asturiano no vale lo mismo que un catalán. No se trata de financiar territorios, sino de financiar servicios. Cuando Feijóo llegó a la dirección del partido propuso a Sánchez seis pactos de Estado que él despreció. Hoy vemos que fuimos demasiado ingenuos. Sánchez está cómodo con sus socios independentistas, de los que es prisionero, y así es imposible cualquier acuerdo con el PP.

¿Qué opina de la propuesta de Illa de crear un consorcio fiscal en Cataluña?

Da igual lo que Illa diga porque será lo que diga Puigdemont. Es probable que Salvador Illa haya ganado las elecciones y no llegue a gobernar nunca. Sus propuestas son lo de menos, porque no tiene ni los votos para llevarlas adelante.

"Ante lo que la UE dice del peaje del Huerna, veremos con el PP asturiano qué procede"

¿Han pasado los tiempos del ruido y la furia en el PP asturiano?

Creo que el PP está más fuerte en Asturias que nunca. Hemos salido reforzados de las anteriores elecciones y estamos preparados para ganar las siguientes. Ya fuimos primera fuerza en las generales y aspiramos a ganar las europeas. El partido ha salido muy reforzado con Álvaro Queipo y hay un grupo parlamentario que trabaja defendiendo intereses generales de la región frente a un Adrián Barbón que se ha convertido en la voz de Sánchez en Asturias y no la voz de Asturias ante el Gobierno central. Barbón es probablemente el mejor súbdito y la prueba es que Asturias está abandonada por el gobierno de España. Los asturianos no son prioridad para Sánchez y la sumisión de Barbón es preocupante. Mire, el mismo parlamento que le eligió presidente hace unos meses, hace pocas semanas reprobó a Óscar Puente. Por eso Barbón debería recapacitar sobre qué intereses defiende.

Ya sé que ya no es su parcela, pero el PP asturiano tiene pendientes algunos congresos en plazas complicadas, como Avilés, Gijón u Oviedo. ¿Qué espera de ellos la dirección nacional?

Por respeto a quien me ha sustituido en la vicesecretaría de Organización, Carmen Fúnez, creo que debo inhibirme. En cualquier caso veo fuerte al PP de Asturias y está preparado para ganar las europeas, contribuir a la próxima victoria de Feijóo cuando haya elecciones generales y convertir a Álvaro Queipo en el próximo presidente de Asturias. El proyecto de Barbón está agotado y el cambio se hace más imprescindible que nunca.

¿Qué le dicen las encuestas?

Las hay recientes que ya sitúan al PP en cabeza en unas elecciones autonómicas. Barbón no ejerce la presidencia, no hay liderazgo en su gobierno y en Asturias las cosas funcionan porque la sociedad civil tira para adelante, sin que el gobierno regional la acompañe. Dice mucho que Asturias sea una de las comunidades con una tasa de desempleo juvenil más alta, o que el campo crea que el gobierno de España le ha abandonado, o la dejadez frente a la industria electrointensiva. Hay un abandono para el que el gobierno de Sánchez no prevé ningún plan de choque. Cualquier asturiano percibe que el gobierno de España ha abandonado Asturias y Barbón es cómplice. Ante eso solo cabe un cambio, que únicamente puede venir de la mano del PP. Tenemos en los próximos años que ganarnos la confianza ciudadana para construir una mayoría social. El objetivo del PSOE es la polarización; el nuestro construir un espacio amplio capaz de acoger incluso a votantes socialistas decepcionados.

Europa cuestiona la prórroga del peaje del Huerna, que aprobó un gobierno del PP. ¿Están dispuestos a replanteársela?

Hemos pedido al Gobierno de España información sobre esa comunicación de Europa y estamos pendientes de recibirla. Con ella analizaremos con el PP de Asturias qué es lo mejor que procede.

¿Por qué el PP ve bien la cooficialidad en Galicia y no en Asturias?

La política lingüística en Galicia la deciden los gallegos; en Asturias los asturianos. Con ese tema Barbón ha querido establecer una cortina de humo para tapar la incompetencia de su gobierno. Se siente más cómodo planteando falsos debates que no existen en la calle, que hablando de problemas como la sanidad o el caso de menores tuteladas sometidas a explotación sexual. En la calle ese debate no existe. Como portavoz en el Congreso, respeto la postura que defienda el PP asturiano desde su autonomía. La política lingüística de Asturias la decidirán los asturianos sin tutelas.

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