Opinión | EL TRIÁNGULO

Gobernar para todos

A los presidentes de los poderes legislativos en este país se les presuponía no solo este condicionamiento, sino actuar desde la máxima imparcialidad

Dos carteles del Orgullo 2024 colgados de una farola, en Gran Vía, a 24 de junio de 2024, en Madrid.

Dos carteles del Orgullo 2024 colgados de una farola, en Gran Vía, a 24 de junio de 2024, en Madrid. / Eduardo Parra - Europa Press

Cuando cualquier cargo del poder ejecutivo promete o jura su puesto recuerda siempre en su discurso que gobernará para todos, para los que le han votado y para aquellos que no. A los presidentes de los poderes legislativos en este país se les presuponía no solo este condicionamiento, sino actuar desde la máxima imparcialidad. En Cataluña ya nos habíamos acostumbrado desde hace casi dos décadas a que no era así, pero ahora se le han unido algunos de los territorios no históricos.

Gabriel Le Senne, presidente del parlamento balear, gracias a esos acuerdos PP y Vox en los que tú te quedas regir el órgano legislativo a cambio de menos consejerías en el gobierno autonómico, juró ser un presidente al servicio de todos en medio de un ambiente sosegado.

Pero fue ver la foto de Aurelia Picornell en la trasera del portátil que llevaba una diputada socialista y sus palabras quedaron reducidas a cenizas. Ese talante autoritario, con incontinencia física y desprecio por los que no piensan igual, incluso con las víctimas, son valores incompatibles con la alta magistratura de la segunda autoridad de la comunidad autónoma. Sabemos de qué va el menosprecio a las víctimas, lo vivimos en este país ininterrumpidamente hasta la disolución de la banda terrorista, a las que también se sigue intentando sacar rédito político ahora sí, ahora no.

El Ayuntamiento de Madrid con motivo de la semana del orgullo LGTBIQ+ edita unos carteles, que no es que demuestren la escasa convicción en la defensa de la igualdad desde ese ente municipal, es que son una burla para todas aquellas personas que sienten caricaturizada su identidad en unos tacones, purpurina, alcohol y preservativos. Es una fiesta, aducirán, pero también lo es la Virgen del Carmen, perdonen que tire para casa, y los ayuntamientos no llenan las banderolas de viagra, cocaína o litronas.

Gobernar sin convicción en algunos principios se nota mucho, aunque creas que has cumplido la papeleta, porque tu posicionamiento personal es poroso en todos tus actos. La regulación favorable a una lengua en detrimento de otra fue motivo de quejas continuadas por una parte minoritaria de la población que no sentían respetados sus derechos en Euskadi o en Cataluña.

Ahora el Gobierno de Aragón quiere revertir parte de la Ley de Patrimonio Cultural, eliminando el reconocimiento del aragonés y el catalán como lenguas propias, referenciando solo las distintas variedades lingüísticas. Les aseguro que yo oigo catalán, con distintos acentos casi todos los días, con carácter minoritario, también es verdad, pero se vino a gobernar para todos.