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Haciendo deporte tendrás una vida longeva y feliz

"Haciendo deporte tendrás una vida longeva y feliz", un artículo de Luis Beltrán Gámir

"Haciendo deporte tendrás una vida longeva y feliz", un artículo de Luis Beltrán Gámir / Pixabay

Los cuatro que me leéis habitualmente sabéis que soy un friki del deporte. Distingamos en primer lugar la palabra ejercicio de la de deporte, no es lo mismo. Si sales a pasear una hora por el Postiguet, estás haciendo «ejercicio», pero si pasas el mismo tiempo corriendo por la Cantera, eso es «deporte». Yo creo que el que dijo esa chorrada buenista, según la cual «hay que hacer ejercicio moderado» fue el mismo que escribió «el tamaño no importa». Nuestros ancestros nómadas pasaban el día desplazándose, buscando comida, refugio, viajando grandes distancias. El cuerpo está hecho para moverse, no para estar apoltronado viendo First Dates. Algo va mal en nuestra sociedad cuando cogemos el coche para ir al gimnasio a hacer bicicleta estática.

El deporte es una parte fundamental de mi vida, desde siempre, incluso en mi época de idiotez adolescente, en la que sigo inmerso probablemente. Puedo quedarme un día sin leer, sin ver la tele, o lo que tú quieras, pero mi rato de «movimiento» no me lo quita nadie. Unos días más intenso y otros más suave, tampoco pretendo correr por tercera vez la maratón de Valencia. Algunos ya no tenemos edad de marcarnos un Forrest Gump. No obstante, quiero aclarar que, según leí al fisioterapeuta alicantino Víctor Aguilar Roig: «Correr no empeora la artrosis de rodilla, e incluso podría actuar como un factor protector contra el dolor de rodilla».

¿Mi consejo? Empieza poco a poco, jamás de golpe. Busca un deporte que te guste, prueba hasta dar con algo que te divierta, crea un hábito, y no estés pensando en perder peso para usar una talla menos, o en ganar músculo como una obsesión. Eso ya viene solo, siempre que no seas tan animal de atacar la nevera para «compensar» (este consejo reconozco que no siempre lo aplico). Lo importante es el «viaje», el «camino», no el «destino». Ya decía Machado aquello de: «Se hace camino al andar». Dormirás mejor, disminuirá tu ansiedad, encontrarás estabilidad emocional, desaparecerán tus problemas de espalda, rendirás en tu trabajo... El deporte es un antidepresivo gratuito, tu músculo es como una farmacia que, cuando se contrae, genera sustancias químicas al torrente sanguíneo, las mioquinas, que mejoran tu estado de ánimo, tu capacidad de aprender, y protegen al cerebro del envejecimiento prematuro. Por no hablar de la serotonina y dopamina. Vale la pena. Como aquel anuncio: Just do it. Si haces deporte frecuentemente, notarás que la gente de tu edad… son unos vejestorios.

Busca un buen gimnasio, no seas roñoso, te gastas pastuki a tutiplén en «tontás», pero luego no quieres «regalar» tu dinero en un centro deportivo. Un monitor te corregirá, y mejorarás físicamente un montón. Es además una manera de socializar. Las primeras semanas en un gimnasio son un desastre, levantar «hierros» es un drama, hasta que te haces con el lugar, y con las instrucciones del entrenador. Y entrena fuerza, que, cuando llegues a viejo, la necesitarás para tener independencia.

Cuando terminas reventado, te dices: «Hoy le he ganado al sofá». Y el impacto en tu salud es tan brutal, que vale la pena todo el esfuerzo que hagas. Hacer deporte te va a cambiar la vida, y desde luego, para bien. ¿Qué un día no te apetece? ¿Qué hace un poquito de frío? Pero, alma de cántaro, si vives en la millor terreta del món, ¿qué basura de excusa es esa? El deporte te ayudará a gestionar el estrés. Amic meu, esa disciplina que debes tener para hacer deporte, úsala en todos los ámbitos de tu vida. ¿Estás lesionado? Pues haz bicicleta, o tren superior, pero nuncaaaaaaaa te quedes quieto.

¿Quieres alejar a tus hijos de las pantallas? Si hacen deporte, conseguirás que traten con otros niños, ganen autoestima, fomentando valores como la perseverancia y el trabajo en equipo, procurando que los incorporen como hábitos duraderos en sus vidas.

Leí hace meses en INFORMACIÓN una entrevista con unas gemelas de Ibi y Cocentaina que habían cumplido 100 años, y uno de los motivos que argumentaban era que siempre habían hecho ejercicio físico. Isabel, Manuela, els meus millors desitjos i la meua máxima admiració.

Acabaré con una cita de Nietzsche: «Hasta los más fuertes tienen sus momentos de fatiga». ¿Se estaría refiriendo al deporte el amigo Friedrich? No penséis que estoy de coña, jugó de centrocampista en el equipo de la Universidad de Leipzig. Por aquella época, el fútbol se parecía más al rugby. Y es que, amigo lector, nunca te acostarás sin aprender algo nuevo.