Opinión | Una mirada a mi ciudad

La ciudad del futuro digital

El Canary Wharf de Londres, el gran complejo de negocios londinense. | TOMÁS MARTÍNEZ

El Canary Wharf de Londres, el gran complejo de negocios londinense. | TOMÁS MARTÍNEZ

Desde su fundación, la ciudad ha sido en sí misma un ecosistema de innovación. Podemos decir también que se ha convertido en el motor del cambio social a lo largo de la historia. En su seno se han esbozado las distintas revoluciones que han modificado el comportamiento de la humanidad. Pero creo entender que este proceso de desarrollo de la humanidad, asociado al proceso de urbanización, está llegando a su culminación. En unos pocos años es probable que se aborde la urbanización integral del mundo y se llegue al equilibrio poblacional. Al mismo tiempo es factible que se viva una gran transformación en la humanidad que suponga un salto cualitativo en su esencia. La inteligencia artificial y el uso masivo de big data pueden condicionar tanto a la ciudad como al comportamiento humano, conduciéndonos a un cambio sin precedentes.

En este sentido es necesario que comencemos a pensar cómo podrán ser esas urbes del futuro, porque a la velocidad que va el mundo el futuro se nos está echando encima. Una nueva variable que será necesario contemplar en la planificación y gestión de las ciudades será la derivada de la aplicación de datos masivos a la comprensión y a la transformación de la ciudad. Algunas ciudades sí, es cierto, se han embarcado en una mejora de la gestión de los espacios públicos mediante la elaboración de los datos suministrados por ciertas entidades y por los mismos ciudadanos. A estas ciudades que comienzan a utilizar la inteligencia artificial se las ha bautizado con el término inglés Smart Cities. Al margen de las operaciones de marketing que han intentado algunas empresas del sector para vender productos y aplicaciones a los ayuntamientos, es cierto que el concepto de «ciudad inteligente» o «ciudad eficiente» ha venido para quedarse.

En este sentido podemos decir que hoy, gracias a la obtención de múltiples datos, comienza a resultar más fácil la gestión de la ciudad. Pero existe una condición de partida: esta nueva gestión debe estar apoyada por los ciudadanos. La ciudadanía resulta necesaria en un proceso que aliente la colaboración y la participación. Este proceso llamado Gobernanza Urbana debe asentarse en el concepto de participación ciudadana. La Libertad -dirá Isaiah Berlin- no solo consiste en la fijación de unos límites en los que actuar sin ser obstaculizado por otras personas; sobre todo es el afianzamiento del ámbito en el que alguien busca gobernarse en pluralidad y en la búsqueda de la colaboración en el proceso de gobierno. Pero, ojo, esa libertad puede quebrarse por parte de empresas que utilicen la información suministrada tratando de influir sobre conjuntos de personas con opiniones similares, ya que el sistema se vuelve cada vez más vulnerable.

Volviendo a la lógica del planeamiento, creemos que puede resultar interesante conectar los procesos de gestión de los espacios públicos, sistematizándolos a través del big aata, mediante programas que ayuden a modelizar las posibles propuestas de renovación urbana. De esta manera a través de la inteligencia artificial podremos contemplar el impacto que tendrá sobre la ciudad cualquier proceso. Estas nuevas tecnologías pueden resultar beneficiosas por ser capaces de mejorar el entendimiento tanto en políticos como en ciudadanos, de los efectos que pueden resultar en la ciudad tras nuevas intervenciones.

Resulta pues necesario comenzar a transformar en los ayuntamientos las áreas de planificación y gestión urbanas para afrontar el reto de un nuevo mundo digital en el que las decisiones pueden experimentarse previamente a su adopción. Un interesante experimento está siendo realizado por la ciudad de Barcelona, de la mano del arquitecto Vicente Guallart, con el Centro Nacional de Supercomputación (BSC). El experimento consiste en crear un Gemelo Digital (Digital Twin) de la ciudad que nos permita medir los efectos de las políticas públicas. Los gemelos digitales urbanos van a permitir probar como funciona cualquier propuesta urbana y comprobar sus efectos sobre la ciudad.

Pero las decisiones finales sobre las transformaciones urbanas deben ser asumidas por los ciudadanos mediante procesos de participación. El emprendimiento y la colaboración ciudadanas aparecen como fundamentales para establecer esa nueva gobernanza. A su vez el emprendimiento de los ciudadanos en la configuración de aspectos urbanos hoy no previstos, multiplicando las facetas y puntos de vista sobre la ciudad, resulta un valor necesario para la producción de estas nuevas ciudades. n