Opinión

Ignorancia eterna

No todo vale para conseguir seguidores, adeptos, socios o lo que sea que quieras lograr. Una sociedad incoherente en palabra y acción es una sociedad abocada a la desgracia

Elliot Gómez, en una imagen cedida por el Club Deportivo Tenerife

Elliot Gómez, en una imagen cedida por el Club Deportivo Tenerife / CDT

No entiendo de fútbol, lo confieso. No sé cuántas veces mi marido o mi amigo Rafa, aficionados hasta la médula, han intentado explicarme en qué consiste un fuera de juego. Al final hemos quedado en tablas. Yo asiento dando a entender que pillé la jugada y ellos fingen creer que sabré identificar en el próximo partido cuándo el jugador que ataca está más adelantado que el último defensor. Los tres somos conscientes de que mentimos, pero ¿qué no hace uno por amor y por amistad? De lo que sí entiendo es de sentido común y de sentido del humor. Lo primero creo que debe venir de fábrica. Hay que ponerle mucho empeño a lo largo de la vida y estar dispuesto a aprender de tus errores, a afrontar tus debilidades y a aceptar el cambio.

Lo segundo lo aprendí de niña, en primero de infantil: una broma no tiene puñetera gracia si no se ríen todos. Exacto. Si la broma hiere o denigra a un colectivo, no es graciosa. Son cosas que uno aprende en parvulario, como a no arrastrar la silla o a colocarla en su sitio cuando te levantas. Y ustedes se preguntarán a qué viene esta retahíla. Voy al grano. ¿Han visto la campaña de nuevos abonados al Club Deportivo Tenerife? Ya les digo que carece de sentido común y de sentido del humor. Les resumo la historia: una chica se va a casar con un chico y justo cuando le va a poner el anillo se da cuenta, al ver una pulsera que no debió de ver durante el fugaz noviazgo, de que además de canario, es aficionado a la Unión Deportiva, lo que le supone rechazo, asco y la necesidad de marcarse un Julia Roberts en Novia a la fuga.

No sé ustedes, pero a mí me suena a comentario casposo de: «Antes de liarme con un canarión me lío con una tía», que debe ser como elegir entre la peste y el cólera. Me pregunto qué hubiese pasado si es el hombre el que la abandona, ya sea por otro tío o por una tía. Lo sabemos, todos lo sabemos, en la yugular le habrían hincado el diente. Que si patriarcado, que si ofensa al colectivo, que si la virgen María que ya no hay respeto. ¿Hacia dónde estamos yendo? ¡Qué forma tan menesterosa de echar por tierra el verdadero feminismo! No el que actualmente se defiende con tanto predicamento, porque si ese vídeo es feminista, yo soy Clara Campoamor. Estamos desnortados. No todo vale para conseguir seguidores, adeptos, socios o lo que sea que quieras lograr. Una sociedad incoherente en palabra y acción es una sociedad abocada a la desgracia. Y, en otro orden de cosas: ¿no tiene el club asesores, publicistas o directores de marketing? ¿O al menos vergüenza? Últimamente me acuerdo mucho de mi abuela y su «el mundo está echao a perder». Ay, abu, no sabe usted cuánto. Y a peor la mejoría.

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