Incendio en Valencia

Huir de las llamas: «Nunca te imaginas que te vaya a pasar, es de película"

Han perdido sus casas y se salvaron de las llamas con lo puesto

«Seguimos sin saber dónde están algunos de nuestros vecinos», relataban ayer Laura y Manu

Los vecinos llegan al hotel SH Palace tras perder sus viviendas en el incendio de València

Los vecinos llegan al hotel SH Palace tras perder sus viviendas en el incendio de València / J. M. López

Lluis Pérez

Sin pensarlo, la vida te cambia. Es lo que les pasó a los vecinos de los edificios calcinados en Valencia en la tarde del jueves. Abandonaron sus casas con lo puesto y tuvieron que ver como el fuego destruía sus viviendas y, con ellas, gran parte de su vida. «Es algo que ves en las películas, pero nunca imaginas que te vaya a pasar a ti», relataba José Luis Mas ayer por la mañana a las puertas del hotel SH Palace, que acoge a 40 vecinos de los dos bloques afectados.

José Luis tiene 67 años, a días de cumplir uno más. Es médico jubilado y adquirió su piso hace tres años; pero, ahora, tras asimilar lo sucedido, deberá comenzar de nuevo. Y esa situación es devastadora: «Es muy duro pensar en volver a empezar a los 68 años», comentaba apesadumbrado. Y añadía: «Encontrarte con todo perdido es horrible». Por el momento, están alojadas en el hotel habilitado para los afectados. Tienen la habitación disponible hasta el día 29; entonces se encontrarán sin nada. «En un mes, nadie se acordará de nosotros», aseguraba antes la decena de medios de comunicación congregados a las puertas del edificio. Mientras explicaba su historia, su mujer de 57 años estaba en un segundo plano con lágrimas en los ojos al escuchar de boca de su marido que no tienen nada. Al final, se cansaron de atender a la prensa.

José Luis Mas, uno de los vecinos del bloque que anoche fue pasto de las llamas en Maestro Rodrigo.

José Luis Mas, uno de los vecinos del bloque que anoche fue pasto de las llamas en Maestro Rodrigo. / Lluis Pérez

Lo mismo les pasa a Laura y Manu, una pareja de jóvenes treintañeros, que vivía de alquiler en una de las viviendas de la novena planta. Salieron con lo puesto y el móvil. Ni siquiera pudieron coger el DNI o las tarjetas de crédito, que han sido pasto de las llamas y tampoco sabían ayer por la mañana si el coche estaría intacto o no en el garaje. «No sabemos qué vamos a hacer -, confesaban-. Haremos una lista de prioridades cuando estemos más tranquilos». Pasaron la noche en vela, dando vueltas por la habitación, pensando en los desaparecidos: «Tenemos vecinos de los que no sabemos nada», explicaban. No eran los únicos porque algunos de los otros alojados en el hotel, «están llamando a sus hijos y no les cogen el teléfono». Están viviendo «una pesadilla».

Uno de los afectados atendido por el personal del hotel SH Palace.

Uno de los afectados atendido por el personal del hotel SH Palace. / J. M. López

Dormir en el hotel, no es lo mismo que hacerlo en casa, aunque el director del hotel, Javier Pallás, explicó que, ante la «dramática situación», están intentando «hacerles la vida lo más fácil posible». 

Huir de las llamas

A Laura y Manu el incendio les pilló en casa. Él estaba trabajando; ella, duchándose después de su jornada como maestra. Cerraron todas las puertas y ventanas. «Pudimos acceder a la escalera y, desde allí, bajamos a la calle y nos pusimos a salvo».

Laura y Manu, dos de los supervivientes del incendio del edificio de Valencia.

Laura y Manu, dos de los supervivientes del incendio del edificio de Valencia. / Levante-EMV

Inmersos en la cotidianidad estaba también José Luis y su mujer. Estaban sentados en el sofá, viendo un partido de tenis y con el pijama puesto. «Empecé a oler a plástico quemado y, por eso mi mujer abrió la ventana y fue cuando vimos el humo», explicó. Su experiencia médica como miembro del Samur, le hace ser consciente de que el humo es letal y «sólo da 10 minutos». Así que se pusieron un pantalón y una sudadera encima del chandal para huir del humo. La suerte quiso que en ese pantalón tuvieran la cartera con toda la documentación. En su viaje hacia la escalera, les dio tiempo a llamar a la puerta de sus vecinos de rellano, una de ellas una mujer mayor, aunque nadie respondió.: «Llamamos y nadie abrió la puerta». E iniciaron la bajada. «Tuvimos la suerte de que la escalera está enfrente de nuestra puerta -, contó-. Íbamos bajando y veíamos como se iba llenando todo de humo». En su huida hacia abajo, se encontraron con los bomberos que ascendían. «Les alerté que había mucho humo y, cuando llegamos bajo, hablé con la policía para que llamaran a Emergencias, pero no sólo con los servicios básicos que no incluyen ni personal médico, ni de enfermería.

Un asociación vecinal

Quedarán a expensas de las líneas de ayudas de las administraciones: de 10.000 para adquirir suministros y de 1.500 euros para alquiler de la Generalitat o las viviendas sociales en Safranar, propiedad del Ayuntamiento de Valencia.

José Luis sabe que les tocará pelear y, por eso, ayer ya anunció su intención de crear una asociación vecinal porque no entiende cómo el edificio pudo arder «más rápido que algunas fallas». Lo repetía una y otra vez, sin poder entender que «uno de los edificios más grandes de Valencia arda tan rápido». Y a la vez, reflexionaba sobre la falta de extintores en los pasillos o de mangueras de incendios en las proximidades o que, incluso, no saltara una alarma antiincendios. Lo piensa a posteriori porque «cuando compras el piso, no miras, no piensas en esas cosas». Nadie imagina vivir una experiencia así. José Luis lo resumió en una frase en la mañana de ayer: «El ser humano no piensa en la muerte, piensa en la vida».

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