Orden de alejamiento al dueño de la Gallera El Chato de Aspe por amenazas de muerte al alcalde

El primer edil denuncia ante la Guardia Civil que el investigado le dijo en su despacho del Ayuntamiento que le iba a matar y a arrancar la cabeza y aporta otros mensajes intimidatorios

Así es la Gallera El Chato de Aspe

Alex Domínguez

Una magistrada de Novelda ha dictado orden de alejamiento al propietario de la Gallera El Chato de Aspe respecto del alcalde de la localidad, Antonio Puerto (IU), por presuntas amenazas de muerte.

La medida se ha acordado tras la denuncia presentada por el regidor ante la Guardia Civil después de una reunión mantenida en la Alcaldía este martes con el denunciado, quien acudió a reclamar la reapertura del local clausurado por el Ayuntamiento y acabó con las amenazas y evidentes muestras de mala educación al indicarle Puerto que abandonara las dependencias municipales.

En la denuncia, el alcalde alude además a otros mensajes intimidatorios recibidos a lo largo del último año tanto contra él como contra su familia y trabajadores municipales. Según el auto al que ha tenido acceso este medio, la medida cautelar impide al investigado acudir al domicilio o a cualquier otro lugar en el que se encuentre el primer edil o acercarse a menos de 300 metros de distancia, así como a comunicarse con él por cualquier medio durante el tiempo que dure la investigación de estos hechos y hasta que recaiga sentencia firme o se archive el procedimiento.

El alejamiento se adopta "a fin de evitar situaciones de intimidación al denunciante y a fin de evitar actos ilícitos". El juzgado ha comunicado a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía la medida cautelar con el objeto de que tomen medidas para garantizar el cumplimiento de lo acordado.

La discusión que, como colofón a los intentos de coacción que ya venía recibiendo el alcalde, ha motivado la denuncia se produjo el pasado martes en la Alcaldía, a la que Ángel A. P., más conocido como "El Chato", había acudido acompañado por su abogado y un ingeniero para reclamar la reapertura de la gallera.

Gesto de cortarle el cuello

La conversación fue subiendo de todo hasta que el primer edil acabó conminándole a que se marchara, "a lo que reaccionó con insultos y amenazas". La denuncia recoge expresamente que le hizo el gesto de cortarle el cuello, mientras le decía que conocía los lugares que el alcalde y su familia frecuentaban en un tono amenazante.

Incluso llegó a acercarse al primer edil diciéndole "te voy a arrancar la cabeza" y "te voy a matar". Según la denuncia, estas últimas amenazas se produjeron a pocos centímetros de su cara y el alcalde llegó a temer por su integridad física.

La denuncia presentada ante el puesto de la Guardia Civil de Aspe relata otras amenazas a lo largo del último año, a raíz del cierre de la gallera, a través de mensajes en el móvil. Uno de ellos lo recibió en mayo, en la época en la que El Chato había sido detenido en el marco de una macrooperación por tráfico de drogas llevaba a cabo por Policía y Guardia Civil.

El pantallazo del WhatsApp aportado dice literalmente: "Buenas noches soy Ángel el chato ya estoy en casa gracias adiós el lunes boy a aviaar contigo aber s m ayudas a kitar el precinto ya de una vez xk ya a kedado claro en este registro k nada más te.go gallos no drogas buenas noches Antonio Puerto".

También se han aportado otros mensajes del pasado febrero. El día 19 de ese mes le enviaron al móvil varios PDF de documentación relativa a la reapertura de la gallera, donde rezaba: "Bueno ay tienes toda la documentación vale gracias x todo algún día t acordarás de my Antonio Puerto"; "Mañana por ley estará el fuera precinto espero k no me molestes más vale gracias".

Mensajes de móvil

Del mismo modo, el alcalde denuncia que el 8 de febrero mientras se encontraba comiendo en un bar de la localidad en compañía de varios concejales se les acercó un hombre del entorno de El Chato para decirles que a ver cuándo iba a abrir el local de su jefe, a lo que estos le respondieron que no interrumpiera y se marchara del lugar.

A los pocos minutos, se presentó el propio Chato acompañado del anterior, "interrumpiendo la comida", exigiéndole el primero que a ver cuándo iba a darle autorización municipal para volver a abrir, "que lo dejaran en paz y que él iba a abrir de todas maneras con permiso o sin él, en tono airado y chulesco".

El alcalde señala en la denuncia que se sintió intimidado porque esos temas se tratan en dependencias oficiales y no en un bar frente a personas ajenas al asunto.

En el incidente de esta semana Puerto asegura en la denuncia que llegó a temer por su integridad física y que El Chato mantuvo una actitud violenta y amenazante hacia él de manera constante.

Fuentes próximas al denunciado, que no negaron su salida de tono, intentaron justificarla afirmando que se debió a que "se sintió menospreciado por la actitud del alcalde", que les tuvo "una hora esperando antes de recibirle" y después "pretendió zanjar en diez minutos la reunión". Al investigado le representa el abogado Vicente Orts Barrigón, del despacho Soler Martín Abogados.

Maltrato animal y organización criminal

La gallera permanece cerrada desde comienzos de año por maltrato animal y actividad ilícita a raíz de que en una macro operación del Cuerpo Nacional de Policía se interviniera una pelea de gallos, actividad prohibida y para la que, por tanto, el local carece de licencia. Al evento habían acudido hasta 150 personas procedentes de distintos puntos de la geografía nacional, se detuvo a una veintena de ellas incluido El Chato por maltrato animal y organización criminal y se intervinieron otras tantas aves con signos evidentes de ser utilizadas en peleas.

Apenas una semana después, el local iba a acoger otra pelea que, al ser previamente publicitada, pudo ser abortada.

Fue entonces cuando el Ayuntamiento ordenó el cierre del local ratificado posteriormente por el titular del juzgado de lo Contencioso-administrativo número uno de Alicante.

Para ordenar la clausura tanto el Consistorio como el magistrado valoraron la existencia de «indicios racionales de criminalidad por un presunto delito de maltrato animal por desarrollarse supuestamente en la sede de la asociación (la Peña Gallística Levante) conductas expresamente prohibidas por nuestro ordenamiento jurídico». Eso además de que «en la referida sede se viene ejerciendo actividad de bar-cafetería abierta al público sin que por el interesado se disponga de las preceptivas autorizaciones para su ejercicio».

Aunque la gallera conste oficialmente como asociación en el Registro de Asociaciones de la Comunidad, son pocos en Aspe los que desconocen que el motivo por el que se acondicionó el local fue para celebrar peleas de gallos con capacidad para unos dos centenares de asistentes. 

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