La Fiscalía de Alicante pide tres años de prisión a un empresario por un accidente que dejó parapléjico a un joven

El fiscal acusa de un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de lesiones por imprudencia grave a un patrón, cuya pareja buscaba mano de obra barata entre inmigrantes 

Diego y el mal patrón

Mercedes Gallego

Mercedes Gallego

Mercedes Gallego

A Diego se le partió la vida con 21 años el 16 de mayo del 22 cuando se precipitó al suelo desde la escalera en la que estaba encaramado colocando unas bridas en una instalación de aire acondicionado en un taller mecánico de Alicante. El impacto le provocó una lesión medular que le mantiene desde entonces atado a una silla de ruedas, además de otras graves secuelas que en el informe forense ocupan varios folios. 

Más de dos años después de este accidente laboral, que el empresario que le empleó sin contrato pretendía que hiciera pasar por una caída en casa, el fiscal de Siniestralidad Laboral de Alicante, Ángel Luis Meana, acaba de interesar la apertura de juicio contra este «patrón» (como le llamaba Diego) reclamando que se le imponga una pena de tres años de prisión como autor de dos delitos: uno contra los derechos de los trabaja dores y otro de lesiones por imprudencia grave. 

El acusador público pide también que durante el tiempo de la condena se le inhabilite «para el ejercicio de la administración de empresas de instalación de sistemas de ventilación y/o climatización y cualquier otra actividad relacionada con la prevención de riesgos laborales y la seguridad salud laboral».

Diego en una imagen de mayo de 2022 cuando fue operado en el Hospital General de Alicante Doctor Balmis el mismo día que se cayó.

Diego en una imagen de mayo de 2022 cuando fue operado en el Hospital General de Alicante Doctor Balmis el mismo día que se cayó. / INFORMACIÓN

En cuanto a la responsabilidad civil, el fiscal reclama al acusado que indemnice a Diego en 1.177.470 euros. Cantidad que resulta de sumar las severas lesiones que sufrió más las secuelas que arrastra y que le acompañarán de por vida.

 Eso además de 11.296 euros al Hospital General Doctor Balmis, donde el joven fue operado de urgencias el mismo día de la caída y permaneció algo más de un mes; y al Hospital de Parapléjicos de Toledo en lo que el centro cuantifique el coste de los seis meses que estuvo internado allí. Unas reparaciones económicas que están más que en el aire al no figurar bienes a nombre del acusado con los que poder hacer frente al ellas.  

Escalera en vez de andamio

El fiscal atribuye «la causa inmediata» del accidente a la «utilización de un equipo de trabajo no adecuado, como era la escalera de mano entregada al trabajador por el acusado de cuya inadecuación al trabajo este era plenamente consciente».  

Sostiene que «se debía haber utilizado un andamio móvil u otro equipo de trabajo más seguro habida cuenta que la configuración del espacio en que había de emplazarse justificaba su uso y, sobre todo, a tenor del elevado riesgo que entrañaba la utilización de la escalera (...) por cuanto carecía, de forma evidente, de la longitud suficiente como para alcanzar desde la misma y convenientemente apoyada en el suelo el punto del techo en el que había que fijar los anclajes». 

Aspecto de la espalda de Diego tras ser intervenido en Alicante.

Aspecto de la espalda de Diego tras ser intervenido en Alicante. / INFORMACIÓN

El acusador público agrega que, «de cualquier modo, en el caso de uso de escaleras de mano, el trabajador debió recibir una formación y una información específica (...) teniendo en cuenta las limitaciones establecidas por el fabricante en cuanto a alturas a su alcance, utilización de sistema de protección anticaídas, etc, lo cual fue igual y conscientemente omitido por el acusado, quien además en cuanto a empresario (adquirió tal condición al contratar a un trabajador extranjero sin haber obtenido previamente la autorización de Trabajo) debió garantizar una protección eficaz de la seguridad y salud en el trabajo de Diego, cosa que no hizo con pleno conocimiento de la dicha omisión careciendo de toda modalidad preventiva y no habiendo evaluado los riesgos». 

Traslado inadecuado

Pero esto no es lo único que el fiscal le recrimina al encausado, Enrique C., cuya mujer fue la que contactó con Diego través del chat «venezolanos en Alicante» en el que pedía «ayudante que tenga experiencia en instalación de aire acondicionado». El joven declaró ante la magistrada que ha instruido el caso que carecía por completo de práctica en esta actividad.

Meana destaca también en su escrito de acusación el modo en que el acusado se comportó tras encontrar a Diego (que estaba solo cuando se precipitó) caído en el suelo. Sostiene que «las lesiones se vieron comprometidas por la actuación posterior del acusado», quien, «movilizó por sí mismo al trabajador herido sin ninguna cautela y a sabiendas de que muy probablemente sufría una lesión medular"

Y continúa. "Pese a ello, y al riesgo de agravamiento que podía acarrear, en lugar de avisar al servicio de urgencias sanitarias para que trasladara al operario hasta un centro hospitalario en condiciones adecuadas y seguras, optó por trasladarlo en su furgoneta careciendo de medios que permitieran la movilización en bloque del damnificado movido sin duda por un evidente ánimo de eludir la responsabilidad de todo orden que pudiera exigírsele por el siniestro». El acusado, tras pedir a Diego que mintiera sobre el motivo de la caída, le dejó abandonado en la puerta del hospital.