El nuevo Mercado de Elche se convierte en polo de atracción de bares y restaurantes a más de dos años vista de su apertura

Las expectativas que despierta un proyecto a más de dos años vista agota locales cerrados durante años y dispara precios para estar en el futuro foco gastronómico

Mercado Central de Elche, visto desde la fachada este

Mercado Central de Elche, visto desde la fachada este / Pilar Cortés

M. Alarcón

M. Alarcón

Las calles situadas en los alrededores del Mercado Central de Elche han dejado de ser tristes y de estar olvidadas. Tras su cierre por traslado (que iba a ser provisional) y las posteriores catas arqueológicas, los negocios de los alrededores de la Plaza de la Fruita, muchos de ellos establecidos desde hacía décadas y que tenían su vida unida al cordón umbilical del propio mercado, de donde nacía su clientela, fueron cayendo como fichas de dominó, uno tras otro, porque nadie pasaba por allí. Solo los vecinos, mientras que el proyecto prometido del nuevo mercado anunciado en 2015 dormía el sueño de los justos. Ahora estas vías tristes y olvidadas se encuentran en plena transformación. Quizá nada tenga que ver con el resultado de las últimas municipales o quizá lo tenga que ver todo. En mayo de 2023, tanto PSOE como PP llevaban en sus programas electorales como asunto primordial rescatar este enclave del corazón de la ciudad aunque desde polos muy distintos. Los socialistas, para derribar el edificio y generar un enorme espacio urbano; y los populares apostando por un mercado gastronómico que sirviera como un polo de atracción, que es lo que se va a hacer y con eso está dicho quién gobierna en Elche.

Uno de los nuevos negocios que ha abierto en un lateral del Mercado Central de Elche

Uno de los nuevos negocios que ha abierto en un lateral del Mercado Central de Elche / Matías Segarra

Los locales que albergaron estos negocios llevan semanas de obras y algunos ya han abierto. De forma paralela, el precio de los alquileres se ha disparado y todo indica que no se trata de contratos con cortos plazos de ejecución, sino a largo o muy largo porque a lo que todos están esperando es a la joya de la corona: el nuevo Mercado Central y estar para entonces posicionados. Hay ya más de una veintena de negocios rodeando un edificio que sigue dormido a la espera de que comiencen unas obras con un plazo de ejecución de entre 18 y 20 meses que el ejecutivo (PP y Vox) quiere adjudicar antes de que acabe 2024. La mayoría de establecimientos se sitúa alrededor de la Plaza de las Flores (nueve establecimientos) y Plaza de la Fruita (otros cinco), pero en las vías próximas a menos de 70 u 80 metros, hay una decena más, locales en su mayoría muy antiguos reconvertidos para ser cafeterías, bares, vermuterías o restaurantes. Negocios de ocio que han proliferado como champiñones en el centro de la ciudad porque, si uno se aleja no más de 150 metros del Mercado Central, descubre una oferta gastronómica que supera en estos momentos el medio centenar de establecimientos, aunque con preponderancia de restaurantes.

Varias tiendas de ropa, una carnicería, un quiosco de Prensa, una peluquería y un par de establecimientos de conservas delicatessen evitan por ahora que los bares se hayan convertido en un «monocultivo». Los que están estableciéndose ahora, todos tan próximos al Mercado Central que prácticamente lo tocan, lo hacen con esa visión comercial que afirma que «negocio llama a negocio» y que la concentración es un polo de atracción para más y más clientes.

Plazas de las Flores, en Elche

Plazas de las Flores, en Elche / Matías Segarra

Aparcamiento

Los negocios de la Plaza de las Flores que se instalaron antes y durante la pandemia temen ahora que, después de años de esperar a ese «buque insignia» que será el Mercado Central, de saber que tendrán aún que soportar por delante dos años de obras hasta su finalización, se plantee al término de las mismas por el equipo de gobierno levantar parte del espacio que ocupan para habilitar el estacionamiento subterráneo que está clausurado debajo de ellos. El alcalde, Pablo Ruz, a quien los vendedores del Mercado le han dicho que no se trasladarán si no hay parking, que es lo que ellos tienen en contrato, aún no ha querido abrir este melón. Si no tiene a unos enfadados (los mercaderes) tendrá a otros (los negocios instalados).

Hace algunos meses, los establecimientos mantuvieron una primera reunión para aunar posturas y abordar el problema con los mismos objetivos: no quieren aparcamiento y, si de ha de hacerse, cuanto antes. Otra cuestión es por dónde entrarían y saldrían y a quién o quiénes afectarían porque los negocios se estructuran en las terrazas, no en el interior de los negocios. Y no es cuestión baladí.

Ordenanza de Terrazas

La concejala de Mercados, Caridad Martínez, en una reciente comparecencia esta semana para presentar la modificación de una veintena de artículos de la Ordenanza de Terrazas, rechazó la posibilidad, de forma consciente o inconsciente, de que con este documento estén favoreciendo una concentración excesiva de estos negocios. Ahora bien, la cifra que dio sobre la ocupación máxima que podrán tener plazas, parques o bulevares se eleva al 50 %. El resto será para peatones, aunque la medida se excepciona para determinadas épocas del año, como pueda ser fiestas, lo que permitiría aumentar este porcentaje. En cualquier caso, la sensación que da es que todos no caben. Al menos en las calles más estrechas, muchas de ellas peatonalizadas, donde hay que dejar una anchura entre mesas y sillas y las fachadas que hace prácticamente imposible que quepan dos negocios frente a frente. Caridad Martínez fio el futuro de que los alrededores del Mercado no se van a convertir en otro ejemplo de bullicio, como calle Castaños en Alicante que ha terminado en los tribunales por la imposibilidad de la convivencia vecinal, a la responsabilidad de los establecimientos, aunque advirtió que buena parte del ruido se genera por personas que no son los clientes.

Fachada del Mercado Central de Elche

Fachada del Mercado Central de Elche / Pilar Cortés

Los alquileres prácticamente se han duplicado, sin ser ni mucho menos la Corredora, pero todo se andará. Encontrar un negocio por menos de 4.000 euros al mes es imposible y apenas quedan. Quien se atreve a montar un negocio en una calle pequeña, que será muy similar al resto, se arriesga a entrar en pérdida porque antes de dos años el proyecto del Mercado no fructificará. De aquí a entonces queda mucho tiempo por delante pero a medida que se acerque no ya la fecha de inicio sino de su finalización, no quedará nada disponible... si no es de alguien que ya se ha arruinado.

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