Parques y Jardines somete a una criba de palmeras débiles la avenida de la Libertad en Elche

La Concejalía ha podado una de las principales arterias de la ciudad y prepara un contrato para detectar ejemplares en peligro

Una joven rodeada de palmeras en la avenida de la Libertad, en Elche

Una joven rodeada de palmeras en la avenida de la Libertad, en Elche / Áxel Álvarez

M. Alarcón

M. Alarcón

El calor aprieta y al concejal de Parques y Jardines, José Claudio Guilabert, no le queda más que rezar y esperar el resultado de los informes. La caída en seis días de dos palmeras en la vía pública, la primera en la Glorieta el viernes 5 de julio; y la segunda, en la avenida Juan Carlos I, el jueves 11 de julio, que solo han causado milagrosamente daños materiales, ha llevado al edil a ordenar la inspección de las entre 3.000 y 4.000 palmeras que hay en la vía pública. Como se recordará, el informe de una empresa especializada contratada por el Ayuntamiento de Elche asegurara que el 15 % tiene riesgo de caída, lo que supone entre 450 y 600 ejemplares susceptibles de venirse abajo o de quebrarse por la mitad, como ha sucedido en los dos casos detectados esta misma semana.

El concejal explicó que los palmereros han procedido durante los últimos días a podar la avenida de la Libertad, que es en estos momentos la principal arteria que preocupa por el tamaño de los ejemplares, alguno de ellos de más de diez metros.

El objetivo era aligerar en parte el peso de la balona al cortar palmas y retirar las ramas con dátiles. Según los técnicos, los palmereros no tienen experiencia para saber cuándo una palmera está próxima a sufrir un proceso de estrés hídrico que es lo que causó la caída de los dos ejemplares antes citado. Aún y así, se les ha pedido a los miembros de las brigadas que estén atentos a cualquier posible anomalía que detecten

Como se recordará, el problema reside en el hecho de que las palmeras fueron plantadas hace entre 40 y 60 años en mitad de la vía pública en lugares donde no contaban con las condiciones idóneas para desarrollarse, en mitad de aceras y con pocas posibilidades de hidratarse, aunque sean plantas que necesiten poca agua. De los informes aportados sobre los dos ejemplares que han caído se ha sabido que la humedad que presentaban tanto en el tronco como en el interior era muy inferior a la que necesitan. Es habitual que durante las noches, cuando las temperaturas bajan, recuperen parte de la hidratación. En estos casos no fue así. Según los ingenieros agrónomos, el interior de las palmeras termina por generar oquedades y las fibras pierden elasticidad y ganan dureza lo que, unido a la sequedad ambiental, aumentan la posibilidad de que se quiebren.

Palmeras en la avenida de la Libertad, en Elche, recién podadas

Palmeras en la avenida de la Libertad, en Elche, recién podadas / Áxel Álvarez

Calles, plazas y avenidas

La labor que están realizando los palmereros en la vía pública, a la espera de que se formalice un contrato para que sean examinadas todas las palmeras situadas en calles, plazas y avenidas y se tome decisiones en función del estado en el que se encuentren, como ya pasó en la Glorieta, donde se talaron siete más tras la caída de un primer ejemplar, incluye comprobar si alguna palmera está venciéndose sobre algún lado al perder firmeza. El ingeniero agrónomo contratado los últimos meses por el Ayuntamiento de Elche insistió que muchas de las palmeras plantadas hace décadas tenían troncos que no se han desarrollado con el mismo grosor que el resto, lo que genera una mayor inestabilidad.

El concejal ha insistido una vez más en dos circunstancias que son fundamentales: la prioridad son las personas y van a hacer todo lo posible para evitar que una palmera peligrosa siga en la vía pública; y los ejemplares que se están talando no forman parte del Patrimonio de la Humanidad. En declaraciones realizadas los últimos días, ha cargado contra anteriores gobiernos por no haber sido más rigurosos con los problemas que presentan estas plantas y con el hecho de que muchas de las que se han cortado no han sido sustituidas por árboles, dejando los alcorques vacíos, lo que redunda en una estética de decadencia y olvido urbano.

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