Opinión

¡Ea! Feliz será quien lo vea

Una vista de Alicante, con el castillo de Santa Bárbara al fondo.

Una vista de Alicante, con el castillo de Santa Bárbara al fondo. / Pilar Cortés

Era Adolfo Suárez presidente del Gobierno, y José Luis Lassaletta estaba en su primer mandato como alcalde constitucional de Alicante en la nueva etapa democrática, cuando se redactó el Avance del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), aprobado como Plan General de Ordenación Urbana a partir de 1987. Un PGOU es el proyecto de ciudad que los alicantinos estimaban como deseable y posible para nuestra ciudad. Un proyecto hecho ley, porque tiene categoría jurídica de ley. Su vigencia era para doce años, renovable por otros tantos, y todavía sigue en vigor. Es una gran noticia que el alcalde Luis Barcala (INFORMACIÓN.18-VI-2024) haya decidido poner en marcha la elaboración de un nuevo Plan General para la ciudad. Enhorabuena a todos.

Desde los años cincuenta del siglo pasado en que se redactó el primer PGOU poco se había vuelto a hablar, y menos veces se había respetado el Plan durante la dictadura. La ordenación urbana era, y es, una necesidad imperiosa en todos los municipios, en especial los costeros como el nuestro, donde la especulación ha hecho de las suyas al margen y en contra de la voluntad de los ciudadanos. Lo más interesante para la ciudad de Alicante, fue en su tiempo, el magnífico proyecto del ministro de Obras Públicas durante la república, Largo Caballero para el crecimiento urbano de Alicante a lo largo de la costa, en la playa de San Juan. Durante la dictadura el crecimiento radial de Alicante mantuvo a los barrio-dormitorio aislados, se construyó algún barrio sobre vías pecuarias- Juan XXIII, por Calpisa- o en suelo rustico- Rabasa-.Se inscribió, aunque parezca increíble, como propiedad del Ejército, el Benacantil y el propio castillo de Santa Bárbara mediante un “expediente de dominio”- no se recuperaría hasta la transición, con García Romeu de alcalde,- Proliferaron expedientes de dominio- apropiación u ocupación- sobre el suelo público no inscrito en el Registro, amén de la construcción en toda la zona marítimo terrestre de la Albufereta, el Cabo, Babel; o el “alquiler” de un espigón del puerto a Hoteles Meliá, etc. En el Ayuntamiento al final de la dictadura no había una sola dependencia encargada de defender el patrimonio público municipal y evitar estos expolios.

El plan de 1987 tuvo dos aciertos importantes. Primero la redacción y elaboración se encargó a técnicos municipales realmente vocacionales, fueron el arquitecto Miguel Ángel Cano, y el técnico de administración, José Luis Ortuño con sus respectivos equipos municipales. Fue un plan realista y posible. Una de cuyas previsiones era la estación intermodal de la que tanto se habla ahora; y, también los PAU’s y planes parciales donde el Ayuntamiento ha cedido o va a ceder, suelo para vivienda protegida. El segundo gran acierto fue que el proyecto se discutió en todos los distritos de la ciudad con las entidades vecinales, culturales, AMPA’s, etc. recogiendo las sugerencias y enmiendas presentadas. Probablemente el plan vigente adolece de la falta de previsiones sobre suelo industrial, como hizo muy bien Elche, y un desarrollo urbanístico coordinado con nuestros vecinos a través de lo que luego se llamó el Triángulo Alicante- Elche- Santa Pola. Gracias a la existencia del PGOU y los planes especiales previstos se ha salvado Tabarca como reserva marina, el Casco Antiguo, y monumentos como la plaza de Toros, el Hospital del Rey, y otros edificios que dan identidad a la ciudad. Y se ordenó el crecimiento de la ciudad a lo largo de la costa tanto hacia la playa de San Juan como hacia los Arenales y la interconexión de los barrios mediante la Gran Vía y la Vía Parque.

En 1990 terminó la primera fase del PGOU. Desde entonces se ha encargado la nueva redacción del Plan a dos despachos urbanísticos con sendos fracasos. De hecho, desde Díaz Alperi, se optó por un “urbanismo a la carta” a base de modificaciones puntuales a demanda, o bien se dejó la planificación en manos privadas los famosos PAI (Plan de Actuación Integral) que era la filosofía de Aznar y Rato- cualquier suelo es urbanizable- de dejar la iniciativa urbanística totalmente en manos de los promotores.

El alcalde Barcala defiende un modelo en que los barrios sean “autosuficientes prácticamente”. Que estén interconectados mediante paseos o bulevares. Es la función de la Gran Vía y la Vía Parque que hay que terminar. Falta desarrollar los proyectos de líneas del TRAM crecimiento de la Universidad dotaciones sanitaria y sociales, mercados públicos, centros escolares y culturales, etc.

Después de seis años en la alcaldía Luis Barcala parece que se ha animado. Anuncian que tendremos Plan. ¡Ea!, Feliz será quien lo vea.