Opinión | Opinions des d’Elx

Un balance desigual y una igualdad que defender

Las pegatinas que ha denunciado el alcalde de Elche.

Las pegatinas que ha denunciado el alcalde de Elche. / Áxel Álvarez

Hace unos días, los cuatro grupos municipales en Elx eran entrevistados por este diario sobre su balance de este primer año. Un tema coincidente en ellos era su escasa autocrítica. Nadie admite errores y, si los hay, siempre son achacables a otros. Se raya, según declaración propia, casi la perfección en su gestión diaria. Cosa que, por cierto, cuesta ver en el día a día municipal.

Empezando por Compromís, con una concejala, después de haber tenido hasta cuatro, se intenta, y en muchas ocasiones se consigue, marcar perfil propio desde la oposición ante la escasa labor que, en este sentido, se realiza desde el grupo mayoritario de ésta. Llama la atención que, ahora, se reclame más unión desde la izquierda, que siempre ha hecho falta, cuando en las pasadas municipales su cerrazón a la misma contribuyó a su fracaso.

Vox, en Elx, es casi invisible en sus siglas, aunque no en sus políticas. De ello ya se encarga el PP. La simbiosis es tal que parecen desaparecidos. Pablo Ruz les ha comido el terreno. Las ideas reaccionarias que proponían las defiende el alcalde mejor y, encima, con una sonrisa. Y que conste que es todo un éxito para una formación minoritaria, como Vox, tener la capacidad de influencia que tienen en el PP. Eso sí, se han reservado el tema de la Cruz franquista de los Caídos, y el adoctrinamiento religioso como temas más destacados.

El PSOE, con 12 concejales, aunque no lo parezca, es el grupo mayoritario del Ayuntamiento. Después de estar casi toda la vida mandando, es comprensible la dificultad de manejarse sin tener la Alcaldía. Es increíble que el PP se queje de una oposición así. Si mirásemos atrás, Pablo Ruz disfruta de una placidez desconocida, desde hace muchos años, en el Ayuntamiento. Ha tenido más problemas con los suyos que con aquellos (dos dimisiones en menos de un año, que ya es). El PSOE, si quiere evitar que Ruz repita, y es bastante posible, debe cambiar de marcha y moverse más y no sólo dentro del Ayuntamiento.

La gestión del PP y del alcalde ya las analicé el jueves pasado en esta tribuna. Aunque, con posterioridad, y en una entrevista en Tele-Elx, Pablo Ruz insiste en que casi todo lo prometido está hecho o en fase de hacerse (cosa que recordaba al anterior alcalde, debe ser todo un síndrome que hay en la Alcaldía). Aunque en esta ocasión introducía un matiz inédito en un tema importante: faltar a la verdad.

Calificar a un colectivo como Volem Palmerar (VP), que desde hace muchos años defiende este bien y que ha criticado a alcaldes de distinto signo político por considerar que no lo defendían suficientemente, como talibanes, como ha hecho Pablo Ruz, puede resultar hasta honroso si viene de alguien que, con ello, demuestra no aceptar la crítica ciudadana, que es un principio básico de la democracia. Pero lo inadmisible es decir, en ese debate, que VP propuso derribar el restaurante del Parque Municipal. Es falso. VP votó en contra de la nueva licencia, como está haciendo en otros temas que afectan a huertos históricos mientras no esté aprobado el Plan de Uso y Gestión del Palmeral, como dice la nueva ley, y que tan olvidado tiene el alcalde. En ningún momento se planteó ningún derribo y él lo sabe.

Y, en otro orden de cosas, aprovechar estas líneas para rechazar la campaña homófoba que, contra su persona, ha denunciado Pablo Ruz en el pleno de esta semana. Algo así es miserable. Igual que es criticable su política en otros aspectos, en éste hay que reconocer su valentía al rechazar cualquier discriminación por diferente orientación sexual. Es una actitud que le honra y que puede servir de ejemplo a muchas personas. La solidaridad con Pablo Ruz y todos aquellos afectados por este tipo de comportamientos debe ser constante. Rechacemos a los intolerantes y defendamos la igualdad para todos y todas.

Que el Ayuntamiento avance en lo mejor para Elx y se acabe con toda discriminación.