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La ficticia fiesta de Feijóo

"La ficticia fiesta de Feijóo", un artículo de Marc Llorente

"La ficticia fiesta de Feijóo", un artículo de Marc Llorente / marcllorente

A la hora de comenzar a escribir este artículo el pasado domingo, no se sabe aún el resultado del 9J. Pero si sabemos varias cosas. Una de ellas, no poco destacada y al margen del partido que coseche más votos, es la campaña electoral realizada por algunos jueces. Crece la judicialización de la política y la máquina del fango progresa inadecuadamente en favor del PP. Veamos algunos esperpentos.

La Audiencia Provincial de Madrid avaló la apertura de la causa contra Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Luz verde para que el juez Peinado investigue las querellas presentadas por el sindicato ultraderechista Manos Limpias y el grupo ultracatólico Hazte Oír, y desestimación del recurso de la Fiscalía contra la apertura de diligencias. Esto pese al informe de la Guardia Civil en el que se descarta cualquier tipo de implicaciones. En tanto, el PP y Vox han embarrado y embarran como es la costumbre de estas fuerzas que no saben hacer política de otro modo. Ensuciar gratuitamente, regresar al pasado más oscuro y recortar derechos, libertades y servicios públicos cada vez que se tercia.

La jornada de reflexión, por obra y gracia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, acogió en Ferraz el rezo del rosario, en contra de la ley de amnistía, e insultos a Sánchez. Por otro lado, el expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, queda absuelto, a falta de un posible recurso, tras el último juicio en relación con el escándado de la trama Gürtel, que sigue existiendo. No ha sido así respecto a varios de sus colaboradores más cercanos. Es clamorosa la imagen de impunidad de algunos. Al mismo tiempo, el caso Koldo, sobre el supuesto lucro relacionado con la compra de mascarillas durante lo peor de la pandemia, pone más en la diana al exminisro José Luis Ábalos. El azar suele ser caprichoso, pero no siempre todo es pura causalidad.

En las elecciones europeas, Europa ha estado en segundo término y los comicios han representado una pelea en el cuadrilátero entre Feijoó y Sánchez. La reaccionaria actitud de unos contra el progresismo de otros. La socialista Teresa Ribera y la eurodiputada Dolors Montserrat no han protagonizado la campaña. Milei ofendió en casa a Sánchez y su señora. Investigada actualmente, hecho que se ha querido emplear como revulsivo electoral. El líder del PP (o algo parecido) pide todos los días elecciones generales anticipadas no porque España vaya mal, sino precisamente porque va bien. Poner fin al Gobierno de coalición es su pretensión a toda costa. Lo que no vale es el juego antidemocrático y delirante para conseguir tal hazaña. Ocurra lo que fuere, no se van a airear más urnas de momento. Ya está bien. ¿No?

El efecto bumerán puede perjudicar a quienes lo usan cada día. ¿Quién sale reforzado en esta batalla que ha tenido lugar en la lona? La izquierda alternativa ha guerreado con la intención de ver si el proyecto de Yolanda Díaz cobra auge o pierde fuelle, ya que el PSOE rentabiliza los aciertos de la coalición, como el sólido crecimiento de la economía, que supera las previsiones de los organismos internacionales.

El nuevo ciclo europeo comienza con la inestabilidad del mundo, las ganas de consolidar (muy lentamente) los objetivos climáticos o la criminalización de los inmigrantes y los derechos de las minorías. Los temas europeos no movilizan mucho el voto. Y la progresión de la extrema derecha resulta inquietante. Utilizan la democracia con el afán de cepillársela. Una tendencia que ha ido cogiendo peso en Finlandia, Hungría, Italia o Países Bajos. La hartura y el cansancio no debieran generar papeletas en favor de esos grupos y de ciertos frikis que solo empeoran notablemente el panorama. Allí, allá o aquí. Los bulos y la desinformación funcionan. Cuestionar los avances en la lucha contra la crisis climática complica el problema gracias al acercamiento de los ultraconservadores (nada asumibles) y la derecha extrema.

Si hay giro hacia esas retrógradas directrices, peligran las normas democráticas y el Estado de derecho en una Unión Europea donde la protección de las políticas sociales podría diluirse. Dijimos al empezar que a la hora de escribir este artículo no se sabe aún el resultado del 9J. Retomo la escritura, siendo lunes, y ahora sí lo sabemos. El triunfalismo del PP obtiene dos escaños más que los socialistas. Los responsables de aquella formación se quejan de la degradación política apuntando al presidente, sin advertir que la situación la fabrican ellos y sus feligreses pretendiendo solo su interés particular. Gobernar es la obsesión. No han apoyado en ningún momento a la ciudadanía ni harían nada en su beneficio a pesar de solicitar el voto.

Sumar y Podemos se quedan atrás. La división pasa factura y el Parlamento Europeo se derechiza con el ascenso ultra. A la subida se unen Francia, Austria y Alemania. Hay individuos que pretenden «acabar con la fiesta» a fin de ser ellos los que la disfruten. La socialdemocracia se mantiene en Europa con la perspectiva de más avances y progresos. Pedro Sánchez resiste y el plebiscito de Núñez Feijóo fracasa. Evidentemente.